Tras 30 años prófugo, Jaime Saade llega a Barranquilla para enfrentar condena por asesinato de Nancy Mestre

Por: Elizabeth Montoya

11 abril, 2024

En un hecho que marca un hito en la búsqueda de justicia, Jaime Saade, el hombre condenado por el asesinato de Nancy Mestre ocurrido en 1994, finalmente llegó a Barranquilla para cumplir su sentencia después de permanecer prófugo durante casi 30 años. Su extradición desde Brasil representa el desenlace de una prolongada persecución legal que mantuvo en vilo a las autoridades y a la opinión pública durante décadas.

Saade, cuyo nombre quedó grabado en la memoria colectiva de Barranquilla como un símbolo de impunidad y horror, aterrizó en la ciudad caribeña en la noche del jueves 11 de abril, custodiado por un fuerte dispositivo de seguridad. Desde su llegada al aeropuerto, un equipo especial se encargó de trasladarlo a la penitenciaría de El Bosque, donde deberá cumplir su condena.

La extradición del criminal fue el resultado de una labor de cooperación entre las autoridades colombianas y brasileñas, que trabajaron incansablemente para ubicar y capturar a Saade después de su larga permanencia en el país sudamericano bajo una identidad falsa.

El trágico caso de Nancy Mestre, una joven de 18 años que fue violada y asesinada en la noche de Año Nuevo de 1994, conmocionó a Barranquilla y dejó una huella indeleble en la memoria colectiva. Su padre, Martín Mestre, encabezó una cruzada sin descanso para encontrar al responsable, una búsqueda que finalmente ha dado sus frutos con la captura y extradición de Saade.

Aunque inicialmente la justicia brasileña negó la extradición argumentando la prescripción del delito, las autoridades de ambos países llegaron a un acuerdo que permitió que Saade fuera trasladado a Colombia para enfrentar la justicia.

El arribo de Saade a Barranquilla marca el final de un capítulo oscuro en la historia de la ciudad, pero también representa un rayo de esperanza para las víctimas de delitos atroces y sus familias. La perseverancia de Martín Mestre y las autoridades demuestra que, aunque la justicia puede demorar, nunca se rinde.