La Reina del Pop, Madonna, convirtió la emblemática playa de Copacabana en Río de Janeiro en la mayor discoteca del mundo al ofrecer un histórico concierto la noche de este sábado, ante un público calculado en 1,5 millones de personas que no pararon de bailar durante dos horas y media de espectáculo. La diva de 65 años encadenó uno tras otro sus mayores éxitos en sus 40 años de carrera.

Madonna no defraudó a los que esperaron hasta 12 horas para verla y se acercó al público en varias ocasiones por las tres pasarelas que se desprendían del gigantesco escenario de 812 metros cuadrados montado en las arenas de la famosa playa brasileña.

Durante el concierto, rindió homenajes a ídolos como Prince y Michael Jackson, a personalidades brasileñas que murieron de sida como el cantante Cazuza, y a famosos líderes negros.
El público ya estaba animado cuando la artista apareció en el escenario a las 22:36 hora local, después de que el DJ estadounidense Diplo calentara los motores con una selección que incluyó clásicos del funk brasileño.

La cantante cambió varias veces de vestimenta, incluyendo un traje con los colores de la bandera brasileña y la camiseta de la selección nacional de fútbol. Además, llevó a un conjunto de niños percusionistas de una escuela de samba para acompañarla en “La Isla Bonita”.

Durante el espectáculo, Madonna compartió escenario con las populares artistas brasileñas Anitta y Pabllo Vittar, con quienes interpretó “Vogue” y “La Isla Bonita”, respectivamente.

Con este concierto, la Reina del Pop puso fin a su gira “Celebration Tour” y probablemente superó la marca de 1,5 millones de asistentes que lograron los Rolling Stones en Copacabana en 2006.

La masiva movilización provocada por Madonna obligó a las autoridades de Río a montar una infraestructura similar a la usada en las fiestas de Año Nuevo en Copacabana, cuando hasta cinco millones de personas despiden el año en esta emblemática playa.