Aunque en mayo de 2020 se eliminó un insostenible subsidio que había mantenido la gasolina prácticamente regalada durante años, la situación de escasez y los bajos precios internos siguen alimentando el mercado negro y el tráfico hacia países vecinos.

El incremento de hace tres años llevó el precio a 0,5 dólares por litro en algunas estaciones de servicio, mientras que en otras se mantuvo en bolívares a una tasa subsidiada equivalente a unos 2 centavos de dólar.

Sin embargo, la economista Graciela Urdaneta de la firma Ecoanalítica destaca que incluso con el ajuste, los precios en Venezuela siguen siendo mucho más económicos que en naciones cercanas, lo que favorece las operaciones ilegales.

Un reciente informe de Ecoanalítica y la ONG Transparencia Venezuela señala oportunidades de contrabando hacia Brasil y otros países debido a la enorme brecha entre los costos venezolanos y los internacionales.

“Sigue habiendo un mercado negro. Primero, porque no hay suficiente suministro para abastecer el mercado interno; y segundo, porque sigue existiendo el precio de venta subsidiado que favorece mucho el contrabando y porque, además, 0,5 dólares siguen siendo mucho más económico que en Colombia”, dijo la experta.

A pesar de la implementación de un “plan antimafias” en 2022 para combatir irregularidades en la distribución, con numerosas detenciones de funcionarios, el tráfico persiste ante la escasez interna y los subsidios remanentes.

El alza de precios de 2020 puso fin a un histórico subsidio que le generaba pérdidas millonarias al Estado venezolano. No obstante, datos recientes muestran que la mayoría de las gasolineras ya venden a 0,5 dólares, mientras que las que mantienen la tarifa subsidiada en bolívares se han reducido drásticamente, de un 72% en 2020 a sólo un 25% en 2022, reflejando la incapacidad del gobierno para sostener el subsidio.