Aunque hoy día el fútbol femenino atraviesa por un período de crecimiento y relevancia sin precedentes, gracias al respaldo de importantes empresas, millonarias transferencias, aumento en los salarios, así como una mayor afluencia de espectadores en los estadios, no siempre fue así.

Hace una década, las condiciones eran considerablemente más difíciles para las jugadoras. Salir de Colombia era un desafío, y establecerse en un país extranjero con un estilo de vida digno resultaba aún más complicado debido a los bajos ingresos.

Un ejemplo de esta realidad es el caso de Nicole Regnier, exfutbolista que tuvo la oportunidad de jugar en el Atlético de Madrid de España. Contrario a la percepción común, la vida en el extranjero no fue sencilla para ella. En un video publicado en su cuenta de Instagram, Regnier compartió su experiencia, revelando que su salario apenas alcanzaba para cubrir el alquiler y los alimentos, dejándola con muy poco dinero para el resto del mes.

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Con un salario inicial de 800 euros, Regnier enfrentaba una situación financiera precaria. Recuerda haber sentido angustia al ver que después de pagar sus gastos básicos, solo le quedaban 17 euros para subsistir. Ante esta difícil realidad, se vio obligada a buscar otro empleo, y terminó trabajando como mesera en un restaurante.

La exfutbolista relata cómo, en un momento embarazoso, tuvo que atender a dos compatriotas colombianos en el restaurante, reconociéndolos por su acento. A pesar de la vergüenza inicial, compartió su situación con ellos, explicando las dificultades que enfrentaba.

Afortunadamente, la situación ha cambiado significativamente en la última década. El fútbol femenino se ha profesionalizado, lo que ha llevado a un aumento en los salarios y mejores condiciones para las jugadoras. Ahora, ser futbolista es una carrera viable y rentable, permitiéndoles dedicarse por completo al deporte sin tener que enfrentar las dificultades que experimentaron pioneras como Regnier en el pasado.