Los ocho cuentos clásicos que dieron forma a la tradición navideña

Por: Elizabeth Montoya

23 diciembre, 2024

Los relatos navideños han trascendido generaciones como pilares fundamentales de las festividades decembrinas, transmitiendo valores universales como el amor, la esperanza y la redención a través de narrativas memorables que continúan cautivando a lectores de todas las edades.

Entre estas obras inmortales destaca “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, publicado en 1843, que revolucionó la percepción de las festividades en la Inglaterra victoriana a través de la transformación del avaro Ebenezer Scrooge, confrontado por los fantasmas de las Navidades pasadas, presentes y futuras. La novela corta de Dickens fue escrita en una época en la que los británicos estaban reevaluando sus tradiciones navideñas y enfatiza los valores de la familia, la caridad y la buena voluntad.

“El regalo de los Reyes Magos” de O. Henry, publicado en 1905, retrata el amor desinteresado a través de una joven pareja que sacrifica sus posesiones más preciadas para intercambiar regalos navideños, mientras que “Una visita de San Nicolás” de Clement Clarke Moore estableció en 1823 la imagen moderna de Santa Claus que perdura hasta hoy.

Hans Christian Andersen contribuyó significativamente a este legado literario con obras como “La pequeña cerillera” (1845), una conmovedora historia sobre la desigualdad social que recuerda a los menos afortunados durante una temporada de abundancia, y “La Reina de las Nieves” (1844), que explora la lucha entre el bien y el mal a través de los personajes de Kay y Gerda. La Reina de las Nieves, con su corazón helado, representa los escalofriantes obstáculos a los que se enfrentan. Su rico simbolismo, su narrativa y el triunfo del amor sobre la adversidad hacen que sea una lectura navideña perfecta.

El repertorio se completa con “El Cascanueces y el rey de los ratones” de E.T.A. Hoffman (1816), posteriormente inmortalizado por el ballet de Tchaikovsky; “La Navidad para un niño de Gales” de Dylan Thomas (1952), una nostálgica remembranza de las festividades infantiles; y “El abeto” de Andersen (1844), una reflexión conmovedora sobre la gratitud y apreciar la vida en el presente; una historia presentada a través de los ojos de un árbol de Navidad.