En un caso sin precedentes, un hombre ha sufrido un desgarro en la tráquea al intentar contener un estornudo, según un informe de caso publicado en la revista académica BMJ Case Studies. Este evento, hasta ahora único en el mundo, destaca los riesgos asociados con reprimir un estornudo de manera brusca.
El incidente ocurrió mientras el hombre conducía su automóvil y experimentaba una reacción alérgica que le provocó la necesidad de estornudar. En lugar de estornudar, decidió sofocar la sensación pellizcándose la nariz y cerrando la boca. Este acto generó una presión significativamente mayor que la acumulada durante un estornudo normal, resultando en un desgarro de 2 por 2 milímetros en su tráquea.
El hombre experimentó fuertes dolores, hinchazón y dificultad para moverse, lo que lo llevó a buscar atención médica de inmediato. Los médicos, al examinarlo, confirmaron el desgarro y observaron bolsas de aire atrapadas debajo de la piel de su cuello mediante una radiografía.
Aunque el desgarro fue considerado leve y no requirió cirugía, los médicos aconsejaron al paciente permanecer en el hospital durante dos días para asegurar la estabilidad de sus signos vitales. Fue dado de alta con receta de analgésicos y la recomendación de evitar actividades físicas intensas.
Cinco semanas después, una tomografía mostró que la tráquea del hombre se había curado por completo. Aunque su recuperación fue exitosa, los médicos advierten que este caso debería servir como una advertencia contra reprimir los estornudos, ya que podría resultar en lesiones graves.
El desgarro espontáneo de la tráquea es poco común, y generalmente se asocia con traumatismos físicos o procedimientos médicos. Este caso particular destaca los peligros potenciales de contener un estornudo de manera inapropiada y subraya la importancia de permitir que estos procesos fisiológicos ocurran de manera natural.