Expectativa por los últimos dos años de Petro y su relación con el congreso
Por: Maria José Salcedo
12 agosto, 2024
Al cumplir la primera mitad de su mandato, el presidente Gustavo Petro enfrenta un panorama político complejo, marcado por su tensa relación con el Congreso y la dificultad para avanzar en sus ambiciosas reformas. A pesar de que el Ejecutivo logró la aprobación del Plan de Desarrollo y la reforma pensional, ambos han sido objeto de cuestionamientos legales y aparentes vicios de trámite. Mientras tanto, otras iniciativas clave, como las reformas laboral, de salud y educación, siguen estancadas.
El desafío ahora es mayor, ya que el tiempo para concretar las reformas se acorta. Petro y su equipo son conscientes de que el tercer año de gobierno es crucial para asegurar triunfos legislativos, pues el cuarto año coincide con la temporada electoral, un periodo en el que los congresistas suelen distanciarse de un gobierno impopular para enfocarse en sus propias campañas de reelección.
El profesor Eugénie Richard, experto en marketing político y comunicación gubernamental de la Universidad Externado, señala que Petro ya no cuenta con la misma “aplanadora” legislativa que tuvo al inicio de su mandato. Según Richard, la falta de diálogo, pedagogía y consulta por parte del Gobierno ha generado un bloqueo dentro de su propia coalición. “Cuando el Gobierno no dialoga, no explica, no hace pedagogía, no consulta y no recibe las propuestas de las otras fuerzas políticas y de la sociedad civil, pues se evidencia un bloqueo”, comenta Richard.
Desde la oposición, la perspectiva no es más alentadora. La senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, advierte que los próximos dos años serán difíciles debido a un Congreso cuestionado y proyectos controvertidos como la propuesta de una Asamblea Constituyente y la ampliación del periodo presidencial. Valencia cuestiona la efectividad del diálogo impulsado por el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y anticipa dificultades para el Gobierno.
El senador Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, coincide en que la dinámica legislativa no cambiará si el Gobierno insiste en imponer sus iniciativas sin fomentar un diálogo constructivo y buscar consenso. A su juicio, los errores de las legislaturas anteriores podrían repetirse si no hay un cambio de enfoque.
Incluso desde sectores independientes, como el Partido de La U, persisten las dudas sobre la posibilidad de un cambio de actitud por parte del Gobierno. El senador Alfredo Deluque sugiere que “recomponer el rumbo es difícil”, debido a la marcada ideología de la mayoría de los ministros, lo que dificulta la concertación.
En medio de este panorama, el ministro Cristo ha intentado tender puentes, afirmando que el país necesita más diálogo y que buscará un gran acuerdo nacional. Sin embargo, ha dejado claro que no esperarán un “consenso pleno” para radicar proyectos, aunque sí escucharán todas las opiniones y argumentos.
La senadora María José Pizarro, del oficialista Pacto Histórico, ve en la llegada de Cristo una oportunidad para imponer un “ritmo, método y estrategia diferente” en la búsqueda del diálogo. Pizarro destaca la importancia de un “acuerdo nacional” como espacio de concertación para construir un plan conjunto como nación.
Para la profesora Richard, Petro enfrenta el reto de cambiar su narrativa y adoptar un enfoque más presidencial y menos opositor, con el fin de generar consensos y asegurar la ejecución de su Plan de Desarrollo. “Necesita un esfuerzo en el terreno de comunicación para tener una narrativa más de consenso y que hable más como un presidente, menos como un jefe de la oposición”, concluye Richard.
Con la presión del tiempo y un Congreso dividido, el éxito de las reformas de Petro dependerá de su capacidad para adaptar su estrategia y forjar alianzas en un entorno político cada vez más adverso.