Colombia mantiene inflación estancada en 5,05% en mayo: arriendos y servicios siguen presionando el costo de vida

Por: Maria José Salcedo

10 junio, 2025

Colombia mantiene inflación estancada en 5,05% en mayo: arriendos y servicios siguen presionando el costo de vida

Colombia enfrenta un nuevo obstáculo en su ruta hacia la estabilidad económica: la inflación continúa estancada. Según datos divulgados este lunes 9 de junio por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en mayo se ubicó en 5,05%, confirmando el séptimo mes consecutivo de escaso movimiento en los niveles de inflación, que se mantienen entre el 5% y el 5,3%.

Aunque este indicador representa un avance significativo respecto al pico de 13,34% alcanzado en 2022, la economía colombiana sigue lejos del objetivo del Banco de la República, que busca estabilizar la inflación en torno al 3%. La subdirectora del DANE, Andrea Ramírez Pisco, señaló en rueda de prensa que si bien se evidencia una desaceleración respecto al mismo mes del año pasado, el país sigue enfrentando una serie de desafíos estructurales que impiden una caída más rápida del costo de vida.

Arriendos: el principal motor de la inflación en mayo

Uno de los factores que más ha influido en el estancamiento inflacionario es el aumento en el valor de los arriendos. Solo este rubro aportó 0,12 puntos porcentuales al crecimiento mensual de la inflación, lo que evidencia la fuerte presión que ejerce el mercado inmobiliario sobre el bolsillo de los colombianos.

Otros elementos que contribuyeron al aumento del costo de vida fueron el suministro de agua y alimentos como el tomate, aunque con una incidencia mucho menor. Por otro lado, hay señales positivas: los precios de la electricidad, que durante 2023 impulsaron fuertemente la inflación, cayeron un 0,94% solo en mayo, acumulando una reducción del 1,81% en los últimos 12 meses. Este comportamiento ayudó a mejorar los indicadores en ciudades como Bucaramanga, donde la inflación mensual fue negativa, con una caída del 0,07% gracias a una baja del 6,66% en el precio de la electricidad.

Analistas celebran una ligera sorpresa a la baja

A pesar del estancamiento, no todo son malas noticias. De acuerdo con la encuesta mensual del Banco de la República, los analistas económicos esperaban una inflación ligeramente mayor, del 5,11%. En cambio, el dato final del DANE fue de 5,05%, con una variación mensual del 0,32%, menor al 0,43% registrado en mayo del año anterior. Esta leve sorpresa a la baja podría ser interpretada como una señal positiva que motive a la junta directiva del Banco Central a reducir nuevamente las tasas de interés en su reunión del próximo 30 de junio.

Cabe recordar que en abril, la autoridad monetaria sorprendió al mercado con un modesto recorte de 25 puntos básicos, un movimiento considerado prudente debido a la persistencia de la inflación, que hace un año estaba en el 7,16%.

Una economía con señales mixtas

El comportamiento inflacionario se da en un contexto económico agridulce. Colombia muestra indicadores alentadores en algunos frentes, como la reducción del desempleo y el repunte de las exportaciones, pero se enfrenta a problemas estructurales en inversión, déficit fiscal y crecimiento del PIB.

Además, la coyuntura política y de seguridad agrega un factor de incertidumbre que limita la recuperación de la confianza empresarial y la dinámica del consumo. La volatilidad en el escenario institucional puede frenar decisiones clave de inversión tanto nacional como extranjera, afectando el equilibrio económico.

Los próximos meses serán decisivos para la política monetaria del país. Si los indicadores de inflación continúan mostrando un leve descenso, es probable que el Banco de la República acelere los recortes en la tasa de interés, con el fin de estimular la economía y facilitar el acceso al crédito para hogares y empresas.

Sin embargo, los expertos insisten en que se necesita más que política monetaria para lograr una recuperación sostenible. Es urgente implementar reformas estructurales que impacten directamente en la productividad, competitividad y equidad, y que permitan superar las barreras que siguen presionando el costo de vida, especialmente en vivienda y servicios públicos.