Signos de alerta temprana del Parkinson: Claves para una detección oportuna
Por: Elizabeth Montoya
11 abril, 2024
En el marco del Día Mundial del Parkinson, celebrado cada 11 de abril, expertos resaltan la importancia de reconocer los síntomas iniciales de esta enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en el mundo. Aunque no existe una cura, un diagnóstico precoz puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
Según Norberto Raschella, jefe de Neurología del Hospital Universitario Austral, “la enfermedad de Parkinson es la segunda causa de enfermedad neurodegenerativa en adultos, después de la enfermedad de Alzheimer”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 8,5 millones de personas en el mundo se encuentran afectados por esta enfermedad, que se trata de un trastorno neurodegenerativo que afecta a las neuronas productoras de dopamina, un neurotransmisor o “mensajero químico” responsable de los movimientos normales del cuerpo.
“Se estima que cerca del 1% al 4% de la población puede llegar a padecer Parkinson. Esta enfermedad involucra no sólo aspectos motrices, sino también aspectos en otras esferas cognitivas, conductuales y del comportamiento”, asegura Raschella.
Tradicionalmente, se diagnosticaba únicamente por los trastornos motores, como temblores, rigidez muscular, lentitud de movimientos (bradicinesia) e inestabilidad postural. Sin embargo, Raschella explica que “hoy en día se valoran mucho los síntomas premotores que suelen preceder a los motores durante varios años”.
Entre estos signos de alerta temprana se encuentran la pérdida del olfato (hiposmia), la constipación y los trastornos del sueño REM. “Aunque no son suficientes para diagnosticar el Parkinson por sí solos, es importante tenerlos en cuenta como señales de advertencia de la enfermedad en desarrollo”, afirma el especialista.
La Fundación de Parkinson de EE.UU. destaca 10 síntomas clave que no deben pasar desapercibidos:
- Temblor en reposo, generalmente en un miembro superior, que disminuye durante el sueño.
- Micrografía o letra pequeña y apiñada, producto de los mismos procesos cerebrales que causan lentitud y rigidez.
- Pérdida permanente del olfato (hiposmia), que puede afectar el disfrute de la comida.
- Problemas para dormir, somnolencia diurna excesiva y movimientos durante el sueño REM.
- Dificultades para moverse o caminar, con rigidez, falta de equilibrio y congelamiento al girar.
- Náuseas y estreñimiento, debido a los cambios cerebrales que afectan los músculos involucrados en la deglución y el tránsito intestinal.
- Voz suave, entrecortada o acelerada, indicando problemas en el control de los músculos de la fonación.
- Cara enmascarada o hipomimia, con dificultad para expresar emociones debido a la rigidez facial.
- Mareos o desmayos, posiblemente relacionados con la presión arterial baja.
- Postura encorvada, producto de los cambios posturales automáticos afectados por la enfermedad.
“Aunque no hay cura para el Parkinson, existen estrategias para mejorar la calidad de vida del paciente”, destaca la Fundación. El Dr. Raschella enfatiza la importancia de un diagnóstico preciso, un estilo de vida saludable y un tratamiento racional e individualizado, aprovechando las opciones farmacológicas, no farmacológicas e intervenciones mínimamente invasivas disponibles.
En definitiva, reconocer estos signos de alerta temprana y acudir a una evaluación médica oportuna puede marcar una gran diferencia en el manejo y la evolución de la enfermedad de Parkinson, cuyas causas aún son en gran parte desconocida, pero que los científicos creen, se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales.