Relacionan obesidad con enfermedades neurodegenerativas como alzhéimer y párkinson

Por: Elizabeth Montoya

9 noviembre, 2023

Los resultados de un estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Estados Unidos de esta investigación, publicada en la revista PLOS, sugieren una conexión entre la obesidad y enfermedades como el alzhéimer y el párkinson.

El estudio se centró en analizar cómo la obesidad es un factor de riesgo para trastornos neurodegenerativos aprovechando las similitudes entre los seres humanos y las moscas de la fruta. Los investigadores descubrieron que una dieta alta en azúcares, un rasgo distintivo de la obesidad, induce resistencia a la insulina en el cerebro. Esta resistencia a la insulina disminuye la capacidad del cerebro para eliminar los residuos neuronales, lo que, a su vez, aumenta el riesgo de neurodegeneración.

Se examinaron las células gliales del cerebro de las moscas, ya que la disfunción de las microglías conduce a la degeneración neuronal. Los niveles de la proteína PI3k, que indican la capacidad de respuesta a la insulina, disminuyeron en las células gliales como resultado de una dieta rica en azúcares, lo que señala la presencia de resistencia a la insulina en el cerebro, haciéndolo más propenso al daño degenerativo. Esto se debe a que la microglía, cuya función principal es eliminar los restos neuronales, cuando se produce la resistencia a la insulina, bajan los niveles de la proteína Draper e indican un deterioro de dicha función.

“Se observó que la glía envolvente, el equivalente de las células gliales del cerebro de las moscas, no podía eliminar los axones degenerados en las moscas que consumían una dieta alta en azúcar debido a la falta de aumento en los niveles de Draper”, detallaron los investigadores.

Estos hallazgos proporcionan una mejor comprensión de cómo las dietas ricas en azúcar y la consecuente obesidad pueden contribuir al aumento del riesgo de trastornos neurodegenerativos, lo que tendrá un impacto significativo en el desarrollo de terapias destinadas a prevenir las enfermedades neurodegenerativas en el futuro.

 

Alzhéimer: una lucha contra el olvido

Uno de los más temidos trastornos neurológicos es el alzhéimer, enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo, robándoles lentamente su memoria y capacidad de pensar, la cual suele comenzar después de los 60 años -y el riesgo aumenta con la edad-.

Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos, comprender las etapas de la enfermedad, los factores de riesgo y las medidas de prevención es fundamental para abordar esta condición de manera efectiva. De allí que detallen las tres etapas de esta enfermedad.

En la etapa temprana de la enfermedad, conocida como enfermedad de Alzheimer leve, las personas pueden presentar dificultades como perderse, manejar el dinero y pagar facturas, repetir preguntas y demorar más tiempo en realizar tareas diarias normales. La pérdida de memoria es uno de los síntomas más notables y suele ser el motivo de consulta. Como señala el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, “por lo general, se diagnostica a las personas durante esta etapa”.

A medida que la enfermedad progresa, se entra en la etapa moderada. En esta fase, el daño se extiende a áreas del cerebro que controlan el lenguaje, el razonamiento y el pensamiento consciente. La pérdida de memoria y la confusión empeoran, y las personas pueden tener problemas para reconocer a sus familiares y amigos. También pueden tener alucinaciones, delirios y paranoia. La dificultad para aprender cosas nuevas y para realizar tareas de varios pasos, como vestirse o enfrentar situaciones nuevas, es común en esta etapa.

Finalmente, en la etapa grave de la enfermedad de Alzheimer, las placas y ovillos se extienden por todo el cerebro, y el tejido cerebral se reduce considerablemente. Las personas con alzhéimer grave no pueden comunicarse y dependen por completo de otros para su cuidado. Es una etapa en la que la calidad de vida se ve fuertemente afectada, y el deterioro del cuerpo es evidente.

Aunque no es posible prevenir totalmente el alzhéimer, existen factores de riesgo que se pueden modificar a través del estilo de vida. Realizar ejercicio regularmente, seguir una dieta saludable, controlar la presión arterial, la diabetes y el colesterol, dejar de fumar y participar en actividades sociales y cognitivas son algunas de las medidas que se pueden tomar.

Según Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “los estudios sugieren que los cambios en la alimentación, el ejercicio y los hábitos pueden reducir el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer y otros trastornos que causan demencia”. Por ejemplo, seguir una dieta mediterránea rica en productos frescos, aceites saludables y alimentos bajos en grasas saturadas es recomendable.

En cuanto al ejercicio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja al menos 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para los adultos, incluyendo a aquellos con afecciones crónicas. Mantenerse activo y socialmente comprometido, participando en eventos sociales, lectura, baile, juegos de mesa y otras actividades, también se considera beneficioso para mantener la salud mental y reducir el riesgo de alzhéimer.

 

Vacuna española contra el alzhéimer

 

Araclon Biotech, una empresa perteneciente al Grupo Grifols y dedicada a la investigación y desarrollo de terapias y diagnósticos para enfermedades neurodegenerativas, ha anunciado resultados alentadores en un ensayo clínico de fase 2 con su vacuna ABvac40, destinada a combatir la enfermedad de Alzheimer (EA) en pacientes en fase inicial. El anuncio se realizó durante la conferencia Clinical Trials on Alzheimer’s Disease (CTAD).

La vacuna ABvac40 está diseñada para atacar el péptido Aβ40, un componente clave de las placas amiloides que están relacionadas con la enfermedad de Alzheimer. Según la compañía, los resultados del ensayo muestran una respuesta inmunitaria sólida contra el Aβ40 y revelan algunos beneficios cognitivos en pacientes con EA en fase inicial.

Aunque la potencia del ensayo no fue suficiente para determinar la eficacia en escalas neuropsicológicas, el grupo tratado con ABvac40 mostró una reducción de hasta el 38% en la progresión de la enfermedad, según la puntuación del Mini-Mental State Examination (MMSE).

El ensayo se llevó a cabo en 23 centros de la Unión Europea y se centró en la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de inyecciones subcutáneas repetidas de ABvac40 en pacientes con deterioro cognitivo leve amnésico (DCLa) o enfermedad de Alzheimer muy leve. Un total de 134 pacientes participaron en el estudio.

La investigación también ha destacado el papel del péptido Aβ40 en la angiopatía amiloide cerebral (AAC), una afección común en pacientes con Alzheimer.

Con estos resultados prometedores, Grifols, la empresa farmacéutica catalana detrás de Araclon Biotech, planea avanzar a la última fase del ensayo clínico, que es más costosa en tiempo y dinero. Si los resultados siguen siendo positivos, su vacuna contra el Alzheimer podría estar disponible en el mercado en aproximadamente cuatro años, siguiendo el promedio de tiempo necesario para superar los ensayos clínicos. Grifols subraya que han evitado los efectos secundarios que afectaron a intentos anteriores en el desarrollo de tratamientos para el Alzheimer.

Estos avances ofrecen esperanzas en la lucha contra esta enfermedad neurodegenerativa devastadora y abren nuevas posibilidades de tratamiento y prevención en el futuro.