¿Qué pasa con la somatización? La ciencia confirma el vínculo entre mente y estómago
Por: Maria Jose Salcedo
6 diciembre, 2025

Durante años, la medicina occidental trató lo físico y lo emocional como dimensiones separadas. Hoy, la neurociencia y la investigación médica han demostrado que esta división es insostenible: el cuerpo funciona como un sistema integrado en el que el cerebro y el aparato digestivo mantienen un diálogo permanente. Este intercambio explica por qué emociones como el estrés, la ansiedad o el miedo pueden transformarse en síntomas físicos reales, un fenómeno conocido como somatización.
La conexión mente-estómago ha cobrado especial relevancia en el estudio de enfermedades gastrointestinales crónicas y en la comprensión de cómo los estados emocionales influyen directamente en la salud.
Un eje biológico que conecta emociones y digestión
El vínculo entre el cerebro y el sistema digestivo tiene una base anatómica clara. El nervio vago, una de las vías de comunicación más largas del cuerpo, actúa como una autopista por donde viajan señales en ambos sentidos: del cerebro al intestino y del intestino al cerebro. A esto se suma el sistema nervioso entérico, conocido como el “segundo cerebro”, compuesto por cerca de 500 millones de neuronas distribuidas a lo largo del tracto gastrointestinal.
Este sistema autónomo produce neurotransmisores asociados al estado de ánimo. Cerca del 90 % de la serotonina —sustancia clave en la regulación emocional— se fabrica en el intestino, lo que demuestra que la salud digestiva y la salud mental están estrechamente relacionadas.
Cuando las emociones se vuelven síntomas
La somatización ocurre cuando el malestar emocional se expresa a través de síntomas corporales. No se trata de dolores imaginarios, sino de respuestas fisiológicas provocadas por la activación del sistema nervioso autónomo en situaciones de estrés o ansiedad.
Cuando el cerebro interpreta una situación como amenazante, libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que alteran procesos esenciales del sistema digestivo: modifican la motilidad intestinal, aumentan la permeabilidad de la pared intestinal y alteran la microbiota. Como resultado, pueden aparecer náuseas, dolor abdominal, diarrea, estreñimiento o sensación de inflamación incluso sin una enfermedad orgánica detectable.
Intestino irritable: el ejemplo más claro
El síndrome del intestino irritable (SII) se ha convertido en el caso más evidente del impacto de la somatización en la salud. Aunque no existe una lesión estructural, millones de pacientes presentan dolor abdominal recurrente, cambios en el tránsito intestinal e hipersensibilidad visceral.
Los estudios muestran que el cerebro de quienes padecen SII amplifica las señales que recibe del intestino, percibiéndolas como dolorosas. Además, los episodios de mayor estrés emocional tienden a empeorar los síntomas, confirmando que la salud mental es un factor determinante en esta condición.
Microbiota: el tercer actor del eje cerebro-intestino
La relación entre mente y estómago involucra un tercer componente fundamental: la microbiota intestinal. Los billones de bacterias que habitan el tracto digestivo influyen en el estado de ánimo, el comportamiento y la respuesta al estrés.
Algunas bacterias producen neurotransmisores con efectos calmantes, mientras que otras generan compuestos inflamatorios que pueden agravar tanto los síntomas digestivos como los psicológicos. Cuando el estrés altera el equilibrio de la microbiota, se crea un ciclo difícil de romper: las alteraciones bacterianas intensifican el malestar emocional y empeoran los síntomas digestivos.
Una mirada integral para entender la salud
El reconocimiento del eje cerebro-intestino ha transformado la comprensión de múltiples trastornos y ha impulsado tratamientos más integrales que combinan intervenciones médicas, psicológicas y cambios en el estilo de vida. Para los especialistas, comprender cómo la mente influye en el estómago —y cómo el estómago puede influir en la mente— es clave para enfrentar algunos de los problemas de salud más frecuentes de la actualidad.
El mensaje es claro: las emociones no solo se sienten, también se manifiestan en el cuerpo. Y el sistema digestivo, con su compleja red neuronal, es uno de los escenarios donde esa conexión se vuelve más evidente.
Destacados
TENDENCIAS


Perro se hace viral en redes por ‘robar’ salchichón en un D1
Nacional | 2 diciembre, 2025









