Médico argentino habla sin tabú del derecho a una sexualidad plena en la tercera edad

Por: Maria Jose Salcedo

4 noviembre, 2025

Médico argentino habla sin tabú del derecho a una sexualidad plena en la tercera edad

A los 87 años, el médico argentino Alberto Cormillot ha vuelto a romper esquemas. En una reciente entrevista, habló abiertamente de su vida sexual, desafiando los estereotipos que asocian la vejez con el declive, la soledad y la asexualidad. Su testimonio refleja un cambio cultural que comienza a abrirse paso: la generación silver reivindica su derecho al placer, a la intimidad y al amor, incluso después de los 80.

En América Latina y España, donde la expectativa de vida continúa en aumento, la sexualidad en la tercera edad se ha convertido en un tema de bienestar y salud integral. Sin embargo, los prejuicios y tabúes siguen siendo un obstáculo. Un estudio de la Universidad de Guanajuato revela que la sociedad tiende a ver la vejez como una etapa de enfermedad e incapacidad, alimentando la falsa idea de que el deseo sexual desaparece con los años.

Esta percepción, según los investigadores Cinthia Elizabeth González Soto, Raúl Fernando Guerrero Castañeda, Claudia Feio da Maia Lima y Jonathan Alejandro Galindo Soto, limita la libertad emocional y corporal de las personas mayores. “Crecimos en entornos donde hablar de sexo era vergonzoso o incluso prohibido”, contó uno de los participantes del estudio, identificado como Othello. Esa falta de diálogo dejó huellas profundas en la manera en que muchos adultos mayores viven su intimidad.

Las consecuencias de estos estigmas no son menores. Además de la represión del deseo, la vergüenza y la culpa impuestas por normas familiares o religiosas afectan la autoestima y la salud emocional. “Me decían que era pecado sentir deseo. Pero no me da vergüenza, soy un ser humano”, relató otra participante, bajo el seudónimo de Miranda.

A estos factores sociales se suman los cambios físicos propios del envejecimiento: disfunciones eréctiles, sequedad vaginal, alteraciones hormonales o menor energía. No obstante, los expertos aclaran que estos ajustes no significan el final de la vida sexual, sino la necesidad de adaptarse. “Empecé a sentirme más débil, y con el tiempo necesité una ayuda médica, pero nadie me explicó mucho”, comentó otro entrevistado.

Los especialistas coinciden en que mantener una vida sexual satisfactoria en la vejez depende de varios factores: comunicación abierta con la pareja, atención médica oportuna, actitud positiva y disposición a explorar nuevas formas de placer. La educación sexual también juega un papel clave, pues la falta de información confiable lleva a muchos adultos mayores a la automedicación o a asumir riesgos innecesarios.

La apertura emocional y la creatividad pueden ser grandes aliadas. Cambiar la rutina, experimentar con diferentes momentos del día, dedicar más tiempo a la intimidad o reforzar el vínculo afectivo contribuyen a mantener el deseo. Para quienes enfrentan la viudez o el divorcio, los expertos recomiendan no cerrar la puerta a nuevas relaciones, siempre priorizando la protección frente a infecciones de transmisión sexual.

Cormillot, fiel a su estilo directo, sintetiza este cambio de paradigma con una frase que repite desde hace décadas: “Voy a seguir teniendo sexo después de los 80”. Su postura, más allá de lo personal, refleja una tendencia creciente en la sociedad: aceptar que la sexualidad no tiene edad.

Aun así, la invisibilidad del tema persiste. La falta de formación de muchos profesionales de la salud impide un acompañamiento adecuado, y los medios de comunicación rara vez muestran representaciones positivas de la sexualidad en la madurez.

El estudio de la Universidad de Guanajuato concluye que hablar abiertamente del deseo y el placer en la vejez es una forma de dignificar la vida y de desmontar prejuicios arraigados. La sexualidad, aseguran, no se pierde con los años, sino que se transforma.

En una época en la que la población mayor crece aceleradamente, la generación silver comienza a alzar la voz para recordar algo esencial: envejecer no es dejar de sentir, sino aprender a vivir el deseo de otra manera.