El mal hábito que destruye el cerebro y cómo este se reconfigura después de los 40

Por: Elizabeth Montoya

16 diciembre, 2023

Muchas personas acostumbran a tener trasnochos prolongados sin saber el impacto que esta costumbre puede tener en sus cerebros. Un revelador estudio publicado en la revista científica The Journal of Neuroscience advierte que la privación del sueño puede activar un proceso de autofagia neural que literalmente “devora” áreas del cerebro.

Investigadores de la Universidad Politécnica de Marche, en Italia, sometieron a un grupo de ratones a 10 días sin dormir y monitorearon el impacto en sus cerebros. Los resultados fueron alarmantes: se registró una notable disminución de neuronas y conexiones sinápticas como consecuencia de la fagocitosis.

Este mecanismo actúa, en condiciones normales, eliminando células dañadas o innecesarias para renovar los tejidos cerebrales. Pero al interrumpirse los ciclos de sueño reparador, la fagocitosis se descontrola y pasa a destruir indistintamente neuronas y sinapsis todavía funcionales y requeridas.

Según los expertos, este hallazgo aporta nuevas evidencias sobre los vínculos entre la falta de sueño crónica y el posterior desarrollo de ciertas enfermedades neurodegenerativas. Una de las principales hipótesis apunta al Alzheimer, donde también se produce una acelerada degeneración neuronal.

Si bien se necesita más investigación para confirmar estas asociaciones en humanos, los especialistas enfatizan en la importancia de cuidar los hábitos de sueño como parte fundamental de la salud cerebral a cualquier edad,  alcanzando entre 7 y 8 horas diarias para prevenir posibles anomalías y cumplir con el objetivo de un “sueño reparador”,  que es limpiar las toxinas cerebrales.

 

El “recableado” al envejecer

Otro estudio publicado por la Universidad de Monash (Australia), detalló además que  el envejecimiento cerebral entre los 40 y 50 años conlleva una radical reconfiguración interna para adaptarse a sus nuevas necesidades.

Los expertos examinaron más de 150 investigaciones previas para analizar cómo cambian los órganos con la edad. Y hallaron que, a diferencia de otros tejidos que sufren un desgaste progresivo, el cerebro se “recablea” por completo en la quinta década de vida.

Esto se debe a que el órgano pierde capacidad para absorber glucosa, su principal combustible. Ante ello, reorganiza sus conexiones neuronales para funcionar de forma más integrada, aunque perdiendo especialización. Pasan a priorizarse las redes genéricas por sobre habilidades específicas.

Si bien esto deriva en un pensamiento menos flexible y destrezas numéricas y verbales reducidas, la doctora Sharna Jamadar explica que en algunos casos este rediseño interno genera resistencia al deterioro cerebral posterior. De allí la importancia de entender estos cambios para retardarlos.

 

¿Cómo retardar el envejecimiento cerebral?

El cerebro también sufre los estragos del paso del tiempo. Con la edad, se produce una pérdida de neuronas y de las conexiones entre ellas, lo que dificulta la comunicación. Además, tienden a acumularse proteínas alteradas tanto dentro como fuera de estas células.

Sin embargo, una persona mayor puede mantener intactas sus capacidades mentales. Para ello, la especialista da algunas recomendaciones como llevar una dieta saludable para nutrir mejor al cerebro. “El cerebro va a consumir menos glucosa y lo va a hacer de forma menos efectiva, por lo que los alimentos que se consuman van a tener un efecto inmediato en la salud de nuestro cerebro”, indica la científica.

En este sentido, los expertos señalan que una buena opción es la dieta mediterránea (con abundancia de frutas, verduras, legumbres, cereales, pescado y aceite de oliva), la cual puede ayudar a reducir el colesterol, la inflamación y el estrés oxidativo que dañan las neuronas.

También recomienda realizar ejercicios mentales que mantengan activas las conexiones entre diferentes áreas, aprovechando aquellas funciones que podrían fortalecerse con la edad como el lenguaje. Juegos de memoria y crucigramas, por ejemplo, pueden ayudar a activar esas redes que ya no van a estar tan conectadas entre sí. Aunque, en general, las actividades intelectuales como leer, estudiar y aprender ejercitan las conexiones neuronales.

Sin embargo, para maximizar los efectos y prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, se puede acompañar con otras medidas que detallamos a continuación.

  • Restricción calórica: limitar la ingesta total de calorías alarga la esperanza de vida celular.
  • Ejercicio aeróbico moderado: mejora el volumen y funcionamiento del cerebro.
  • Dejar de fumar: el tabaco acelera el deterioro cognitivo y demencias.
  • Controlar enfermedades crónicas: hipertensión, colesterol alto, diabetes y obesidad perjudican la irrigación y metabolismo cerebral.
  • Evitar depresión: los desequilibrios en neurotransmisores pueden afectar el funcionamiento neural.

En definitiva, los mismos hábitos saludables para el resto del cuerpo son imperativos para mantener el cerebro joven y previenen miles de enfermedades. Nunca es tarde para comenzar a cuidarse.