Durante un acto de restitución de tierras en Sucre, el presidente Gustavo Petro anticipó un año 2025 decisivo para su administración, marcando un punto de inflexión en su mandato y adelantando posibles escenarios de confrontación política.

“El año entrante será definitivo, será la prueba de si este Gobierno es el del cambio”, declaró el mandatario, enfatizando su compromiso con la reforma agraria y estableciendo una meta ambiciosa de duplicar la restitución de tierras, pasando de 300.000 a 600.000 hectáreas.

Petro no solo se centró en sus objetivos agrícolas, sino que también advirtió sobre una posible estrategia de sus opositores para removerlo del poder. “El año entrante van a intentar sacarnos a gorrazos del Palacio de Nariño”, manifestó, sugiriendo que sectores políticos buscarán su destitución a través de la Comisión de Acusaciones.

El presidente anticipó que la clase política regional podría orquestar maniobras para sacarlo del cargo, especialmente después de que algunos de sus miembros votaran en contra de la ley de financiamiento.

Como estrategia de resistencia, Petro hizo un llamado histórico a los campesinos, evocando la gran marcha de 1971. “Les propongo una tarea en caso de que eso suceda: la gran marcha campesina de 1971, con centenares de miles de campesinos de Colombia, debe llegar a Bogotá para defender la constitución y la ley”, expresó.

La declaración presidencial no solo evidencia la polarización política actual, sino que también muestra la disposición de Petro a movilizar su base social ante eventuales intentos de desestabilización, presentando el 2025 como un año bisagra para definir el verdadero alcance de la denominada “política del cambio” impulsada por el actual gobierno.