El gobierno del presidente Gustavo Petro se encuentra en la antesala de una restructuración significativa de su equipo ministerial. El mandatario colombiano estaría dispuesto a reemplazar hasta la mitad de su gabinete en un movimiento que podría concretarse entre el 24 y 28 de junio de 2024.

Este anuncio, realizado inicialmente por Petro desde Estocolmo el 14 de junio, ha generado un clima de expectativa e incertidumbre en los círculos políticos del país. El presidente, sin ofrecer detalles específicos, adelantó que la evaluación de sus ministros no se basaría únicamente en la ejecución presupuestal, sino en el impacto real de sus gestiones en la ciudadanía.

“Hay que evaluar quiénes han podido llevar el cambio hacia adelante y quiénes no han podido porque los privilegios se los han impedido”, declaró Petro, dejando entrever que su decisión estaría fundamentada en la capacidad de sus ministros para impulsar las transformaciones propuestas por su gobierno.

Entre los nombres que resuenan como posibles salidas se encuentran figuras de alto perfil como Luis Fernando Velasco, ministro del Interior; Andrés Camacho, de Minas; Guillermo Alfonso Jaramillo, de Salud; Catalina Velasco, de Vivienda; y Aurora Vergara, de Educación. Sorprendentemente, Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, parece mantenerse firme en su posición, según las mismas fuentes.

La senadora María Fernanda Cabal comentó sobre esta situación: “Este remezón ministerial podría ser una jugada estratégica de Petro para revitalizar su agenda de gobierno frente a los desafíos que ha enfrentado en el Congreso. Sin embargo, también podría interpretarse como un reconocimiento tácito de las dificultades que ha tenido su administración para concretar reformas clave”.

Los ministros mencionados han estado envueltos en diversas polémicas que podrían haber influido en su posible salida. Luis Fernando Velasco, por ejemplo, fue señalado en el escándalo de corrupción de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), aunque ha negado rotundamente su participación.

Por su parte, Aurora Vergara ha sido cuestionada por su manejo en la designación del rector de la Universidad Nacional, un proceso que generó controversia y críticas desde diversos sectores. La ministra se negó a firmar el acta y el decreto que oficializaban la selección de José Ismael Peña, argumentando reparos en los documentos presentados.

El caso de Guillermo Jaramillo, ministro de Salud, es particularmente notorio. Su gestión ha estado marcada por el fracaso de la reforma a la salud en el Congreso y por acusaciones de haber proporcionado información errónea sobre la suficiencia de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) para las EPS.

Este no sería el primer ajuste significativo en el gabinete de Petro. Durante su primer año de mandato, el presidente nombró a 29 ministros, evidenciando una dinámica de constante reevaluación y ajuste en su equipo de gobierno.

Mientras el país espera el anuncio oficial, la incertidumbre crece. ¿Logrará Petro, con estos cambios, dar un nuevo impulso a su agenda de gobierno? ¿O estos movimientos serán interpretados como un signo de inestabilidad? Lo cierto es que, sea cual sea el resultado, este remezón ministerial marcará un antes y un después en la administración Petro, con implicaciones que se extenderán mucho más allá de los pasillos de la Casa de Nariño.