La carrera hacia la Presidencia de Colombia en 2026 avanza con movimientos intensos y reacomodamientos entre distintas bancadas, mientras varios partidos ya consolidan alianzas y estrategias. Sin embargo, el Centro Democrático atraviesa uno de los momentos más complejos de su historia reciente: aún no ha logrado definir a su candidato, pese a que el reloj electoral sigue corriendo.

La colectividad fundada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez enfrenta una competencia interna marcada por divisiones y enfrentamientos entre sus cinco precandidatos: María Fernanda Cabal, Andrés Guerra, Miguel Uribe Londoño, Paloma Valencia y Paola Holguín. Las tensiones han escalado al punto de que algunos aspirantes han lanzado críticas directas contra sus propios compañeros de partido.

El escenario se agravó con la salida de la encuestadora Atlas Intel, empresa encargada del proceso interno, tras la controversia pública entre Cabal y Uribe Londoño sobre la metodología de medición. Este episodio llevó a la dirección del partido a aplazar nuevamente la consulta interna, que ahora tiene como fecha límite el 6 de febrero de 2026, según confirmó la colectividad a través de sus redes oficiales.

Con este nuevo retraso, la incertidumbre crece no solo entre los precandidatos, sino también dentro de las bases uribistas, que esperan una decisión clara para iniciar la campaña con una postura unificada. Pese a los llamados de la dirección del Centro Democrático para que los aspirantes trabajen de forma conjunta y reduzcan la confrontación interna, el ambiente continúa deteriorándose.

El partido, que aspira a recuperar el poder en 2026 tras la derrota de 2022, enfrenta el riesgo de perder terreno frente a otras fuerzas políticas que ya avanzan en la consolidación de candidaturas y alianzas. La fragmentación interna podría convertirse en un obstáculo decisivo en un panorama electoral cada vez más competitivo.

Ante este panorama, varias voces dentro del Centro Democrático insisten en que el expresidente Álvaro Uribe Vélez debe intervenir para encauzar el proceso y respaldar a un precandidato que logre aglutinar apoyos. No obstante, el exmandatario se ha mantenido hermético y sin mostrar inclinación pública hacia ninguno de los aspirantes.

La indefinición prolongada y el desgaste interno generan preocupación sobre el futuro del partido tanto en la contienda presidencial como en la composición del Senado. A medida que se acercan los plazos legales, el Centro Democrático continúa atrapado en un círculo de disputas que podría afectar su capacidad de presentarse como una alternativa sólida en las elecciones de 2026.