El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia atraviesa un momento de transición acelerada tras la reciente crisis diplomática con Estados Unidos, desencadenada por la negativa del presidente Gustavo Petro a permitir el ingreso de aviones con deportados colombianos.

La salida del canciller Luis Gilberto Murillo, inicialmente programada para el 31 de enero, se adelantará al miércoles como consecuencia directa de las tensiones generadas durante la gestión de esta crisis. Murillo, quien anteriormente se desempeñó como embajador en Estados Unidos, mantuvo conversaciones con congresistas republicanos y el enviado especial estadounidense para América Latina, Mauricio Claver-Carone, en un esfuerzo por distender la situación.

Durante las negociaciones llevadas a cabo en la Casa de Nariño, destacó la ausencia presencial del presidente Petro, según confirmó el embajador colombiano en Estados Unidos, Daniel García-Peña. Este domingo se celebró una reunión de emergencia que contó con la participación de altos funcionarios, incluyendo el vicecanciller Jorge Rojas y el ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes.

Laura Sarabia, actual directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), asumirá el cargo de canciller.

Como último acto en su cargo, Murillo viajará este lunes a Washington para asegurar la estabilidad en las relaciones bilaterales. El gobierno colombiano anunció la noche del domingo que el “impase” había sido superado, aunque la relación entre ambos países permanece en observación. Funcionarios de ambas naciones han expresado su compromiso de mantener los vínculos diplomáticos a pesar de las diferencias ideológicas existentes.

Esta crisis diplomática ha puesto de manifiesto las complejidades en la relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos, especialmente en lo concerniente al trato de ciudadanos deportados y las políticas migratorias entre ambas naciones.

Con información de el espectador