En medio de la veda de encuestas ordenada por el Congreso, las apuestas en línea se han convertido en un escenario alternativo para medir supuestamente el pulso electoral rumbo a las presidenciales de 2026. Sin embargo, detrás de este fenómeno hay un mercado reducido, manipulable y con riesgos legales.

De acuerdo con un informe elaborado por La Silla Vacía, la plataforma Polymarket, el mercado de predicción política más grande del mundo, es el epicentro de estas apuestas. Allí se han movido cerca de 100 mil dólares en torno a los candidatos colombianos. Aunque la cifra parece alta, en realidad proviene de apenas 83 participantes, muchos de los cuales abrieron cuentas exclusivamente para apostar a favor de un aspirante y en contra de los demás.

Vicky Dávila y De la Espriella, protagonistas en redes

La dinámica cobró notoriedad cuando la periodista Vicky Dávila celebró en redes sociales sus supuestos buenos resultados en estas plataformas. Poco después, el abogado Abelardo de la Espriella comenzó a difundir que lideraba el mercado, respaldado por influenciadores digitales cercanos.

Según Polymarket, De la Espriella ha alcanzado hasta un 44 % de probabilidad de victoria, aunque hoy se ubica en 33 %. Sin embargo, un análisis más profundo muestra que gran parte de ese resultado proviene de una sola cuenta, “close-lout”, que concentra el 40 % del dinero invertido a su favor. El comportamiento de esta cuenta refleja más un intento de inflar la percepción de apoyo que una apuesta real por obtener ganancias.

Un mercado fácil de manipular

Expertos advierten que estos resultados no deben interpretarse como encuestas. “Estos mercados fingen ser financieros, pero en realidad son apuestas y no reflejan la opinión de la gente”, señaló a *La Silla Vacía* un funcionario de la Superintendencia Financiera, que pidió reserva de su nombre.

La manipulación ocurre porque la probabilidad de victoria de un candidato depende directamente del dinero apostado. Así, pocos jugadores con capacidad económica pueden distorsionar la percepción pública.

En el caso colombiano, Coljuegos no regula estas apuestas. Según Evert Montero, presidente de Fecoljuegos, “como las apuestas son un monopolio rentístico, al no estar expresamente habilitadas son ilegales”. Esto abre la puerta a sanciones para quienes las promocionan o difunden públicamente.

Infladores vs. apostadores

Una revisión de los perfiles muestra dos tipos de usuarios. Por un lado, los llamados “infladores”: cuentas creadas exclusivamente para apostar una sola vez en favor de un candidato. Por otro, los “apostadores” reales, que participan en múltiples mercados con fines de rentabilidad.

Al analizar únicamente a estos últimos, el panorama cambia: el ganador sería Gustavo Bolívar, no De la Espriella.

Riesgos para la integridad electoral

Las críticas a Polymarket no son nuevas. En 2022 la plataforma fue prohibida en Estados Unidos por manipulación, y solo volvió a operar un año después. En Colombia, el riesgo es mayor al no existir regulación.

“Estas apuestas tienen un riesgo de integridad electoral y conflicto de interés porque se podrían manipular y comprar percepciones”, advirtió Montero.

En la práctica, los apostadores de Bolívar y De la Espriella no están obteniendo ganancias: pierden en promedio 80 y 40 dólares, respectivamente. Más que un negocio, su comportamiento apunta a sostener la ventaja simbólica de un precandidato, incluso a costa de pérdidas.

En últimas, aunque se promocionan como un termómetro electoral, estos mercados reflejan más estrategias de manipulación que una verdadera medición del apoyo ciudadano. Con pocos jugadores y altos riesgos de fraude, las apuestas políticas en Colombia se consolidan como un terreno incierto, polémico y fuera de regulación.