La reacción del presidente de Colombia, Gustavo Petro, tras la victoria del ultraderechista José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile no se hizo esperar, y a través de cuenta de X (antes Twitter) expresó su preocupación y lanzó advertencias de carácter político y regional.

“Por el sur y por el norte vienen los vientos de la muerte”, escribió Petro, en un mensaje que marcó el tono de su respuesta al triunfo del líder del Partido Republicano chileno.

El pronunciamiento fue interpretado como una señal de alarma frente al fortalecimiento de la ultraderecha en América Latina y como una lectura política que trasciende las fronteras de Chile. En un segundo mensaje, el jefe de Estado colombiano fue aún más directo al convocar a la resistencia política interna: “Atentos, gran colombianos, vienen por nosotros y debemos resistir con la espada de Bolívar en alto y paso de vencedores”.

La reacción de Petro se produjo en medio de un intercambio indirecto con otros mandatarios de la región. El presidente de Argentina, Javier Milei, celebró el resultado chileno con un mensaje en el que afirmó: “La izquierda retrocede, la libertad avanza. ¡VLLC!”, acompañado de un mapa de América del Sur con referencias ideológicas. Ese mensaje fue leído en la Casa de Nariño como una provocación política y como parte de una narrativa regional que celebra el avance de los sectores conservadores.

En medio de la polémica, Petro aseguró que uno de sus trinos sobre la derrota del progresismo en Chile fue bloqueado por la plataforma. “Me han bloqueado mi trino sobre la derrota progresista en Chile, espero se recupere”, escribió, sin que hasta ahora exista una explicación oficial por parte de la red social sobre las razones del bloqueo o si se trató de una falla técnica.

El tono y el contenido de los mensajes del presidente colombiano generaron reacciones encontradas en el país. Mientras sectores afines al Gobierno respaldaron el llamado de alerta frente al avance de la ultraderecha, voces críticas señalaron que el pronunciamiento podría escalar la polarización política interna y tensionar las relaciones diplomáticas con el nuevo Gobierno chileno.