El patrullero Diego Alejandro Herrera, uno de los cuatro sobrevivientes del ataque contra un helicóptero de la Policía Nacional en Amalfi, Antioquia, rompió el silencio tras la tragedia que dejó trece uniformados muertos el pasado 21 de agosto. Conmovido y aún en recuperación, afirmó que salir con vida fue “un milagro de Dios”, al recordar los minutos de terror en los que creyó que no volvería a ver a su familia.

Ese día, un grupo de policías abordó un helicóptero Black Hawk en la vereda Los Toros, zona rural de Amalfi, para realizar operaciones de erradicación de cultivos ilícitos. La misión inició con normalidad y todos los protocolos de seguridad habían sido verificados. Sin embargo, pocos minutos después del despegue, una explosión destruyó la aeronave y acabó con la vida de la mayoría de los ocupantes.

Herrera recuerda que sintió un estruendo que lo lanzó al suelo. Al recuperar la conciencia, estaba herido en la mano y en el pie, rodeado de fuego y escombros. Explicó que sobrevivió porque el impacto lo dejó dentro de una especie de trinchera natural, que lo protegió de la onda explosiva y de los fragmentos que volaban a su alrededor.

El recuerdo de sus compañeros

Aunque fue rescatado con vida, el patrullero confesó que la tragedia lo marcó profundamente. Entre lágrimas evocó a su capitán, quien minutos antes del abordaje les había mostrado fotos de su familia con la promesa de regresar a casa. “Fue muy motivador escucharlo, y hoy lo recuerdo con el corazón arrugado”, expresó.

Herrera, especialista en labores con caninos, lamentó la pérdida de sus compañeros y aseguró que su supervivencia es un contraste doloroso. “Las oraciones de mi familia me acompañaron ese día. Yo estoy aquí, pero todos ellos deberían estar conmigo”, señaló tras regresar a su natal Chicoral, Tolima, donde fue recibido con aplausos y una caravana improvisada.

Tras el ataque, los sobrevivientes fueron trasladados a un hospital en Antioquia y luego evacuados en un avión militar hacia Bogotá. En el Hospital Militar Central, médicos confirmaron que Herrera estaba fuera de peligro y requería terapias de recuperación para su mano y pie. Actualmente continúa en tratamiento especializado.

Las investigaciones preliminares atribuyen la acción a la estructura 36 del Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC, bajo el mando de alias “Calarcá”. Según las autoridades, se habría utilizado un dron con explosivos o un sistema activado a distancia, lo que convierte el hecho en uno de los ataques más sofisticados contra la Fuerza Pública en los últimos años.

Ese mismo día, en Cali, explotó un carro bomba cerca de una base aérea, lo que refuerza la hipótesis de que los ataques fueron coordinados para golpear a la Policía y a las Fuerzas Militares en distintas regiones.