Paro armado del ELN paraliza al Chocó: temor, confinamiento y millonarias pérdidas económicas

Por: Maria Jose Salcedo

26 julio, 2025

El departamento del Chocó vive su tercer paro armado del año, una jornada de imposición violenta decretada por la guerrilla del ELN, que se extenderá hasta este domingo. Aunque las autoridades no reportan incidentes graves de orden público, en las comunidades se vive un ambiente de profundo temor, confinamiento y paralización total de la vida cotidiana.

Monseñor Mario Álvarez, obispo de Istmina-Tadó, declaró a un medio nacional que la situación actual está marcada por el miedo y la imposición. “Aquí reina el miedo, el dominio y la imposición que traen estos paros armados ya infunden de tal manera pavor, que todo se desestabiliza, todo se aquieta”, declaró.

La actividad económica en el Chocó ha quedado prácticamente suspendida. De acuerdo con estimaciones de sectores productivos, las pérdidas diarias alcanzan los 117.000 millones de pesos. Corredores estratégicos como las vías Quibdó-Medellín y Quibdó-Pereira, además de los ríos San Juan, Atrato y Baudó, están completamente inactivos. Los transportadores reportan que dejaron de movilizar alrededor de 2.600 pasajeros desde el inicio del paro.

Impacto humanitario persistente

La crisis humanitaria se agudiza con cada nuevo paro armado. Las comunidades rurales enfrentan confinamientos recurrentes que limitan su acceso a servicios básicos como salud, educación y alimentación. La movilidad está restringida y las familias quedan atrapadas en sus territorios sin posibilidades de desplazamiento.

Monseñor Álvarez lamentó que este tipo de hechos se hayan vuelto parte del día a día en el Chocó. “Ya todos, como que, nos hicimos a la idea de que cuando se decreta un paro armado, todos nos tenemos que quedar… confinados”, dijo. El religioso incluso se vio obligado a cancelar su asistencia a la fiesta patronal de Las Ánimas, en el municipio de Unión Panamericana, una actividad que tradicionalmente no es restringida por los grupos armados.

Diálogo en crisis y llamados a la seriedad

Desde 2022, cuando se retomaron las negociaciones de paz entre el Gobierno y el ELN, se han registrado al menos siete paros armados en esta región, lo que ha generado creciente escepticismo sobre la voluntad real del grupo insurgente para avanzar hacia la paz.

La Iglesia católica, en su rol de acompañamiento al proceso, insiste en que el diálogo debe continuar, pero exige mayor compromiso y cumplimiento de los acuerdos. “Es un llamado a la seriedad, un llamado al real compromiso por el bien de esta comunidad, de todo el Chocó, de todo este Pacífico colombiano… de toda Colombia”, subrayó el obispo.

La fragilidad del proceso preocupa. “Si no hay claridad en el cumplimiento de lo que se va estableciendo, si no hay precisión… estamos en un proceso cargado de fragilidad”, advirtió el líder religioso.

A pesar de los esfuerzos de las fuerzas públicas por mantener la seguridad, el miedo persiste. “La gente prefiere no moverse, cuidando sus carros, sus negocios, sus vidas, porque fácilmente los pueden señalar”, aseguró el obispo.

La falta de avances concretos en las negociaciones y la repetición de estos paros armados están dejando profundas cicatrices sociales, económicas y emocionales en el Chocó. La Iglesia, por su parte, ha reiterado su disposición a seguir acompañando a las comunidades y mediando por una paz duradera en esta región históricamente golpeada por el conflicto.