Mujer perdió manos y pies tras una fuerte depresión por desamor
Por: Maria José Salcedo
27 abril, 2024
Morir por amor es más que una frase retórica, puede ser posible, cuando la persona se deja consumir ante la ausencia del ser al que tanto se quiere. Eso fue lo que pasó con Diana Herrera, mujer que estuvo al borde de la muerte, tras caer en una fuerte depreseión, que la llevó a la prostitución, las drogas y una urgente amputación de sus extremidades para poder salvarle la vida.
Todo empezó cuando su esposo un día sencillamente se marchó sin decir nada, dejándole sólo 200 mil pesos sobre la mesa del comedor. Diana vivía hasta ese momento una vida aparentemente feliz en Acacías (Meta).
Sumida en la desesperación, Diana se vio obligada a recurrir a la prostitución para mantener a sus tres hijos mientras buscaba incansablemente a su pareja. La angustia la acompañaba día y noche, mientras se enfrentaba a la realidad de satisfacer los deseos sexuales de extraños para sobrevivir.
Bajo el consejo de una amiga, Diana comenzó a inhalar sacol, un pegamento que inducía alucinaciones. “Con solo una inhalación, veía a mi marido a mi lado y eso se convirtió en mi única felicidad”, relata. Sin embargo, esta escapatoria efímera solo empeoraba su situación. Consumida por el desamor y la adicción, decidió viajar a Medellín en busca de su esposo, donde se sumergió aún más en un mundo de drogas y prostitución.
Una noche, mientras luchaba por conciliar el sueño, su cuerpo se volvió negro y paralizado. Los médicos inicialmente sospecharon de una electrocución, pero el diagnóstico fue desgarrador: Diana había contraído el neumococo, una bacteria letal que había invadido su cuerpo debido a su debilitado sistema inmunológico por el abuso de drogas.
La única opción para salvar su vida era la amputación de sus extremidades, pero Diana se negó rotundamente. A pesar de su sufrimiento, rechazó el tratamiento, aferrada a su dignidad y a su pasado como trabajadora sexual. Sin embargo, un paro cardiorrespiratorio cambió su destino. Aprobada por su madre, la intervención quirúrgica salvó su vida, pero le arrebató sus manos y pies.
Después de meses de aislamiento y vergüenza, Diana decidió enfrentar su nueva realidad. Aprendió a vivir con prótesis, pero las dificultades persisten. Hoy, se arrastra por su hogar para realizar las tareas diarias y utiliza las redes sociales, como TikTok, para compartir su historia con el mundo.
A pesar de todo, Diana finalmente encontró al hombre que la llevó a esta situación. Lo vio en una estación de metro, casado y ajeno a su sufrimiento. Pero, a pesar de su dolor, Diana sigue adelante, decidida a enfrentar los desafíos que la vida le presente y a compartir su historia como un testimonio de fuerza y superación.