El papa León XIV firmó este jueves 22 de mayo sus primeros decretos de causas de santos, iniciando el proceso de beatificación de dos misioneros que murieron defendiendo los derechos de pueblos indígenas en la Amazonía ecuatoriana en 1987.

El pontífice estadounidense reconoció “la oferta de vida” del religioso español Alejandro Labaka Ugarte y la monja colombiana Inés Arango Velásquez, quienes ahora son considerados “venerables” en el camino hacia su eventual canonización.

Ambos misioneros fueron asesinados el 21 de junio de 1987 en una zona remota de la Amazonía cuando intentaban alertar sobre la amenaza de compañías petroleras a los indígenas Tagaeri, población considerada “no contactada” del Parque Nacional Yasuní en el este de Ecuador.

Según informó el Dicasterio de las Causas de los Santos, los misioneros murieron acribillados por flechas y lanzas mientras cumplían su labor de protección hacia esta comunidad indígena amenazada por el avance de empresas extractivas.

“Al día siguiente, cuando regresaron a recogerlos en helicóptero, sus cuerpos fueron hallados atravesados por flechas y lanzas”, detalló el Dicasterio, destacando que ambos hicieron una “ofrenda libre y voluntaria de la vida”.

Estas medidas representan las primeras acciones en el proceso de canonizaciones tomadas por León XIV, llegando dos semanas después de su elección el pasado 8 de mayo. La decisión coincide con la defensa del pontífice de un modelo de “Iglesia misionera”, concepto que enfatizó durante su homilía de inicio de pontificado.

“La Iglesia está llamada cada vez más a ser una Iglesia misionera, que abra los brazos al mundo”, declaró el papa durante una audiencia con miembros de las Obras Misionales Pontificias celebrada este mismo jueves.

El pontífice agregó que las misiones pueden contribuir a “una paz verdadera y duradera” en un mundo “herido por la guerra, la violencia y la injusticia”.

Misión de la hermana María de las Nieves

Inés Arango Velásquez, conocida como María de las Nieves de Medellín, nació en la capital antioqueña en 1937. Recibió el hábito religioso en 1955 y en 1977 participó en su primera misión de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia en Ecuador.

Durante su trabajo misionero entró en contacto con diversas comunidades indígenas y comenzó a colaborar estrechamente con el obispo Labaka en la defensa de los derechos de estas poblaciones vulnerables.

Trayectoria del obispo Alejandro Labaka

Alejandro Labaka Ugarte, conocido religiosamente como Manuel de Beizama, nació en la localidad vasca de Biezama en 1920. Fue ordenado sacerdote en 1945 y posteriormente enviado a una primera misión en China, de donde fue expulsado en 1953 tras la revolución maoísta.

Tras su experiencia en Asia, fue destinado como párroco a Ecuador, donde desarrolló una extensa labor misionera. En 1984 fue nombrado vicario del Vicariado Apostólico de Aguarico y obispo titular de Pomaria, destacándose como “conciliador y pacificador en una región de alta tensión”.

Su trabajo se centró en defender a los pueblos indígenas del avance de compañías petroleras y madereras, lo que le llevó a establecer contactos con los Tagaeri, describidos como “tribu minoritaria aún no evangelizada y hostil a los extranjeros”.

La misión final en territorio Tagaeri

En 1987, ambos misioneros decidieron viajar juntos para contactar directamente a los Tagaeri ante “el peligro inminente que se cernía” sobre esta tribu por la “amenaza de grandes empresas petroleras”, según relató el Dicasterio de las Causas de los Santos.

A pesar de conocer “el riesgo que esta acción implicaba”, los misioneros emprendieron el viaje hacia el territorio de esta comunidad indígena en una zona remota y de difícil acceso de la Amazonía ecuatoriana.

La decisión de iniciar el proceso de beatificación reconoce el sacrificio de dos personas que dedicaron sus vidas a la defensa de poblaciones marginadas y amenazadas, consolidando el enfoque misionero que caracteriza el inicio del pontificado de León XIV.

 

 

Con información de wradio, efe