Hace 38 años la tragedia arrasó con Armero

Por: Maria José Salcedo

13 noviembre, 2023

Hace 38 años la tragedia arrasó con Armero

Hoy, 13 de noviembre de 2023, se conmemoran 38 años de la devastadora erupción del volcán Nevado del Ruiz, un trágico suceso que dejó cicatrices imborrables en la historia de Colombia. El desastre, desencadenado por la fusión repentina del glaciar que cubría la cumbre del volcán, resultó en la formación de flujos de lodo y escombros que arrasaron con la ciudad de Armero, marcando uno de los episodios más dolorosos del país.

La falta de un sistema de alerta temprana eficaz y una evacuación adecuada contribuyeron a la alta cifra de víctimas, convirtiendo a Armero en un símbolo de la vulnerabilidad frente a los desastres naturales. Entre las historias que aún resuenan, destaca la de Omaira Sánchez, la joven de 13 años que perdió la vida tras quedar atrapada bajo el agua, lodo y escombros que arrastró la avalancha, sepultando a su padre y otros familiares.

En honor a las víctimas, hoy fue colocada una cruz en el lugar exacto de la muerte de Omaira, convirtiéndose en un sitio de fe, esperanza y oraciones. A lo largo de los años, este lugar ha atraído a turistas y peregrinos que buscan conocer de cerca la tragedia y, en muchos casos, solicitar milagros en nombre de la joven. La posibilidad de beatificar a Omaira se ha convertido en tema de discusión, ya que se le atribuyen peticiones cumplidas.

Este desastre subrayó la necesidad crítica de mejorar la gestión de riesgos volcánicos y la preparación para emergencias. A nivel internacional, la erupción del Nevado del Ruiz llamó la atención sobre la importancia de monitorear y tomar medidas preventivas en áreas propensas a la actividad volcánica.

Para evitar tragedias similares, tres años después del desastre de Armero, en 1988, se creó el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres, reemplazado en 2012 por el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres. Adicionalmente, se implementó el Observatorio Vulcanológico de Colombia en 1986, con extensiones en Pasto en 1989 y Popayán en 1993, como parte de un programa integral de monitoreo volcánico.