Colombia de cara al Día Mundial de la Ecología
Por: Elizabeth Montoya
1 noviembre, 2023
En el Día Mundial de la Ecología, es inexcusable hacer una breve mirada a la situación de Colombia en esta área, máxime cuando expertos han advertido que el 25% de los ecosistemas en Colombia presentan niveles críticos de riesgo y podrían colapsar si no se toman medidas urgentes de protección ambiental.
El biólogo Andrés Etter, pionero en ecología del paisaje en el país, tras un estudio que realizó aplicando la metodología de Lista Roja de Ecosistemas de la UICN, aseguró que si estos ecosistemas “siguen la trayectoria actual, posiblemente en un tiempo muy corto entren en una condición de colapso ecológico, equivalente a la extinción de especies”.
Entre dichos ecosistemas colombianos en riesgo crítico se encuentran los bosques secos tropicales de la región Caribe. Además, Etter advierte que otros ecosistemas únicos como páramos, humedales, y arrecifes de coral forman parte de ese 25% en riesgo crítico.
Por ello, hace un llamado urgente a implementar estrategias de conservación y buenas prácticas ambientales para evitar el deterioro irreversible de dichos ecosistemas, explicando que aunque estos no se extingan, sí se transforman y pierden componentes clave y la capacidad de brindar servicios ambientales.
“Debemos actuar ya, antes de que sea demasiado tarde. Los ecosistemas son vitales para el sustento humano y su pérdida tendría graves consecuencias. Es hora de repensar nuestra relación con la naturaleza”, puntualizó el biólogo.
Acción gubernamental
En marzo de este año, la Ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, anunció la creación en Colombia de una agencia enfocada en la acción climática que, entre otros, buscará establecer cuánto carbono capturan nuestros ecosistemas estratégicos y gestionar bonos de carbono serios y responsables.
De acuerdo con el anuncio de la jefa de la cartera ambiental, hecho en el marco del CEO meeting del Climate finance leadership initiative, en Bogotá, la agencia tendría el conocimiento científico de los institutos de investigación para evaluar esas condiciones del territorio, desde los páramos hasta el mar, pasando por las Ciénagas y la Amazonía.
“Esta agencia tendría la responsabilidad de inscribir los proyectos como público y privados y tener el servicio nacional de extensión forestal, con información en tiempo real, para saber cuántas hectáreas están absorbiendo seriamente carbono y con esto generar una certificación pública con auditorías internacionales, si se quiere. Pero que los bonos de carbono sean serios y responsables”, señaló la ministra Muhamad.
Adicionalmente, la alta funcionaria habló sobre el trabajo que lidera el Ministerio de Ambiente con los Núcleos de Desarrollo Forestal, especialmente con la inauguración de plantas de producción -como la de Sacha Inchi, en San José del Guaviare-, mediante las cuales las organizaciones y los pequeños productores pueden tener las herramientas necesarias para dar el paso a una bioeconomía competitiva que les brinda alternativas de aprovechamiento forestal mientras se protege a los bosques y se salva a la selva.
Iniciativas innovadoras
Y es que a nivel micro, las pequeñas organizaciones y las acciones individuales marcan un impacto positivo en los ecosistemas que no se puede negar. Un ejemplo de ello es la acción juvenil para la protección de manglares en Atlántico con enfoque de “ecoemoción”.
Las comunidades cercanas a humedales en el Atlántico se han unido para proteger y restaurar los manglares de la región a través de este innovador enfoque de “ecoemoción” que busca transformar paradigmas y conductas.
La iniciativa está liderada por Johana Garcés, terapeuta ocupacional y vocera de la Fundación Grupo Cohesión Manglar, quien lleva más de tres años trabajando con pobladores en torno a la Ciénaga de Mallorquín utilizando técnicas para el manejo efectivo de emociones.
“Buscamos que las personas comprendan que la primera ‘basura’ que deben desechar y clasificar son las ‘basuras emocionales’, para luego coexistir en armonía con el entorno”, explicó Garcés.
Gracias a la reeducación emocional de las comunidades, los esfuerzos de conservación en Puerto Caimán, Barranquilla y El Totumo han logrado avances significativos en la recuperación de manglares, un ecosistema único que purifica el aire y el agua.
La Fundación Grupo Cohesión Manglar no solo realiza campañas de limpieza y siembra, sino que también busca generar conciencia a largo plazo sobre la importancia de proteger los manglares.
Johana Garcés explicó que han trabajado con pescadores en reforestación al otro lado de la Ciénaga de Mallorquín y que planean expandir el proyecto a otras comunidades cercanas al río Magdalena en los próximos años.
“Nuestro enfoque no es temporal, queremos crear conciencia real sobre los beneficios ambientales y económicos de recuperar los manglares”, afirmó la vocera.
Según Garcés, en la comunidad de La Playa los pobladores ahora valoran los manglares por los ingresos que pueden obtener con el turismo, además de contar con muelles recuperados donde conviven en armonía con la biodiversidad.
Si bien aún no han alcanzado el nivel deseado de restauración, aseguran que los avances demuestran que al combinar acciones prácticas con educación emocional se pueden lograr cambios sostenibles en las conductas humanas que impactan los ecosistemas.