La terminal aérea más importante de Colombia, el aeropuerto El Dorado, se ha visto envuelta en una serie de retrasos y cancelaciones de vuelos que han afectado a más de 90 mil pasajeros en las últimas dos semanas.

La situación alcanzó su punto crítico esta semana cuando una densa neblina, acompañada de vientos cruzados, cubrió la pista de despegue y aterrizaje, poniendo en riesgo la seguridad de las operaciones aéreas.

La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) ha señalado que las aerolíneas no son responsables de las demoras, atribuyendo la causa a un conjunto de condiciones climatológicas adversas y problemas estructurales en El Dorado.El organismo internacional ha urgido la necesidad de restablecer una operación estable y adecuada en el aeropuerto.

Mientras tanto, la Superintendencia de Transporte exige a las compañías aéreas una atención más eficiente y presencial para los usuarios afectados, en lugar de relegar la solución a los call centers.

La temporada de fin de año se aproxima, y con ella, la preocupación por la capacidad del aeropuerto para manejar el incremento de tráfico aéreo.

La Aeronáutica Civil ha implementado “programas de demoras en tierra” (GDP) para gestionar el flujo de aeronaves, pero esta medida ha resultado insuficiente. La IATA advierte que el uso continuado de los GDP indica un desbalance entre la demanda de operaciones y la capacidad del aeropuerto, un problema que requiere una solución estratégica.

La infraestructura aeronáutica y aeroportuaria de El Dorado necesita mejoras urgentes para evitar que las condiciones climáticas sigan causando interrupciones significativas.

La IATA y otros expertos coinciden en que es esencial encontrar alternativas para optimizar la gestión del tráfico aéreo y garantizar la fluidez de las operaciones, especialmente en un aeropuerto que sirve como un nodo crítico para la conectividad en Colombia y la región.