Bombardeo de nubes, la controvertida técnica para inducir la lluvia ante la sequía en Bogotá
Por: Maria José Salcedo
10 abril, 2024
En medio de la actual sequía que azota a la capital colombiana, ha resurgido la especulación sobre una técnica poco convencional pero polémica: el “bombardeo de nubes”. Esta práctica, utilizada por última vez en 1984 durante una sequía similar, consiste en inducir artificialmente la lluvia sobre embalses mediante la manipulación de las nubes.
El bombardeo de nubes es una técnica que implica la dispersión de anhídrido carbónico o hielo seco en las nubes para enfriarlas y condensar el vapor de agua, lo que puede generar precipitaciones. Sin embargo, su eficacia y sus repercusiones ambientales han sido motivo de controversia desde su descubrimiento por Vincent Joseph Schaefer en 1946.
En el contexto de la sequía de 1984 en Bogotá, el gobierno de ese entonces recurrió a esta técnica desesperada por aumentar el caudal de agua en los embalses de la ciudad, vitales para el suministro de agua potable desde Chingaza. Sin embargo, el resultado fue decepcionante y costoso.
Según el meteorólogo Max Henriquez Daza, quien estuvo involucrado en la discusión previa a la implementación de la técnica, el bombardeo resultó en un fracaso. Además, los vientos en las capas medias y altas de la troposfera obstaculizaron el crecimiento de las nubes, lo que impidió la formación de lluvias significativas.
Henriquez también señala que los bombardeos contaminaron zonas agrícolas fuera de los embalses, lo que agrava los impactos negativos de esta medida. En última instancia, considera que fue una decisión irresponsable tomar una solución política para un problema científico, lo que resalta la complejidad y los riesgos asociados con el bombardeo de nubes.
En medio de la actual sequía en Bogotá, algunas voces han planteado nuevamente la posibilidad de recurrir al bombardeo de nubes como una solución desesperada. Sin embargo, los expertos, como Henriquez, advierten sobre su efectividad limitada y los posibles riesgos ambientales que conlleva. En lugar de apostar por medidas de dudosa eficacia, muchos instan a buscar soluciones más sostenibles y a largo plazo para enfrentar el desafío de la escasez de agua en la ciudad.
Aunque el bombardeo de nubes pueda parecer una solución tentadora en tiempos de sequía, su historial de fracasos y sus posibles consecuencias negativas lo convierten en una opción poco viable y controvertida.