En medio de un cabildo abierto en la ciudad de Barranquilla, el presidente Gustavo Petro sorprendió con una afirmación directa que busca disipar uno de los temores más persistentes en ciertos sectores políticos: su posible interés en la reelección.

Con un tono contundente, el mandatario aseguró que no tiene intenciones de buscar un segundo presidencial. “No estoy pidiendo que vote por tal o cual personaje, no estoy pidiendo que voten por Petro. No me sueño reelegido y no quiero volverme drogadicto del poder porque me volvería asesino, eso no es para mí”, dijo frente a los asistentes que esperaron varias horas su llegada al evento.

Contexto político y mensaje simbólico

Petro llega a este punto de su mandato enfrentado a una coyuntura compleja, marcada por críticas al ritmo de sus reformas sociales, tensiones con el Congreso y una profunda polarización nacional. En ese contexto, sus palabras parecen una estrategia para reforzar su imagen de líder democrático y distanciarse de la narrativa de quienes lo acusan de buscar una concentración de poder.

El mandatario comparó la política con una patología que corrompe el alma, y señaló que el poder, cuando no se regula, puede tener efectos negativos tanto para quien lo ejerce como para la democracia.

Un cabildo entre contradicciones

Aunque el evento estaba pasando como ejercicio de participación popular, la prolongada demora del presidente fue criticada por asistentes y autoridades locales, quienes calificaron su tardanza como una falta de respeto hacia la ciudadanía barranquillera.

Pase a ello, la frase “drogadicto del poder” se volvió tendencia en redes sociales, generando una mezcla de reacciones: algunos la interpretaron como una muestra de autocrítica y conciencia democrática, mientras que otros la consideraron exagerada, teatral y poco oportuna, especialmente en un modelo en el que el país discute temas sensibles como las consultas populares y las reformas estructurales.