Feminicida de Michell Dayana recibió paliza en la cárcel de Cómbita
Por: Maria José Salcedo
7 febrero, 2024
Harold Andrey Echeverry Orozco, el hombre condenado por el brutal feminicidio de Michell Dayana, una adolescente de 14 años en Cali, fue víctima de una violenta agresión en la cárcel de máxima seguridad de El Barne, en Cómbita, Boyacá.
Según informaron las autoridades, Echeverry fue gravemente golpeado por otros reclusos apenas unos días después de recibir su sentencia por el crimen que conmocionó a la ciudad. El fallo judicial determinó su culpabilidad por violar, asesinar y desmembrar a la menor durante la Noche de Velitas del pasado 3 de febrero.
El crimen ocurrió cuando la joven caminaba por el barrio San Judas de Cali y fue abordada por Echeverry frente a un taller de carros. Tras intimidarla, la obligó a ingresar al lugar, donde perpetró el horrendo acto. Posteriormente, el agresor intentó huir y fue capturado en Villavicencio, Meta, el 11 de diciembre.
En cuanto a la agresión en prisión, Jorge Eliecer Cortés, defensor del Pueblo regional en Boyacá, señaló que Echeverry sufrió lesiones graves que lo mantienen bajo observación permanente. Indicó que fue golpeado en un patio común por reclusos relacionados con delitos de paramilitarismo, posiblemente como una represalia social por la gravedad de su crimen.
A pesar de las lesiones, Echeverry continúa bajo custodia en el centro penitenciario, donde recibe atención médica. Las autoridades penitenciarias han implementado medidas especiales de seguridad debido al riesgo que representa para la comunidad carcelaria y la sociedad en general.
Por otro lado, la directora de la Seccional de la Fiscalía en Cali, Sandra Eugenia González, anunció la condena de Echeverry a 47 años de prisión por los cargos de feminicidio agravado y hurto calificado y agravado. La sentencia fue recibida con agradecimiento por parte de la familia de Michell, aunque una de las hermanas de la víctima enfatizó que ningún castigo podrá compensar el dolor causado por el crimen.
El caso de Michell Dayana no quedó impune, y la condena a su asesino representa un paso hacia la justicia para su familia. Sin embargo, el vacío dejado por su partida continuará siendo una herida abierta en el corazón de sus seres queridos.