Finalmente, luego de una gran expectativa y múltiples especulaciones, María Corina Machado, llegó a Oslo tras una épica travesía desde Venezuela, su país, que se había convertido en su prisión desde hace más de una década, cuando se le prohibió su salida del territorio por su presunta vinculación en las protestas sociales de febrero de 2014.

La líder opositora cumplió su palabra y aunque no pudo llegar a tiempo para la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz, cuyo galardón recogió su hija mayor, Ana Corina, sí lo hizo horas más tarde, cuando por fin se dejó ver pasada las dos de mañana de este 11 de diciembre desde el Gran Hotel de la capital Noruega, donde se concentran todos los invitados por el comité del prestigioso reconocimiento.

La fachada del hotel, perfectamente decorada con las típicas luces navideñas, se iluminó aún más, cuando las puertas del balcón del primer piso se abrieron y se abrió paso María Corina Machado, la primera Nobel de la Paz de Venezuela y Latinoamérica. Fue un momento sublime y emotivo, porque marcó el reencuentro de una mujer que ha sacrificado su libertad y tiempo de calidad con su familia, para entregarse por años a la lucha por la libertad y democracia de su país.

 

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Luego de entonar el Gloria al Bravo Pueblo desde el balcón y saludar a la multitud que se acercó a las afueras del hotel, la líder bajó hasta la calle para econtrarse con los cientos de compatriotas que se acercaron a saludarla.

¡Valiente, valiente!, gritaba la multitud que la rodeaba, mientras ella solo lanzaba besos y se acercaba a estrechar a quienes estaban cerca de la baranda de protección instalada a metros del Grand Hotel.

 

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