Las devastadoras inundaciones que golpearon Texas el pasado 4 de julio han dejado un saldo de al menos 119 personas fallecidas, según confirmaron las autoridades estatales este miércoles en una rueda de prensa. La tragedia, que tuvo como epicentro el condado de Kerr, también mantiene en vilo a las comunidades por el creciente número de desaparecidos y las dudas sobre la actuación de las autoridades durante las horas críticas.

De acuerdo con el sheriff del condado, Larry Leitha, solo en su jurisdicción se han registrado 95 víctimas mortales, entre ellas 36 menores de edad. El funcionario también informó que aún hay 150 personas desaparecidas en la región, incluidos cinco acampantes y un consejero del campamento juvenil Mystic. En otras zonas del estado, al menos una docena de personas siguen sin ser localizadas.

La emergencia fue causada por el desbordamiento repentino del río Guadalupe, que arrasó estructuras, vehículos y viviendas. La violencia del agua, que alcanzó niveles históricos en pocas horas, tomó por sorpresa a residentes y visitantes que celebraban el Día de la Independencia.

Cinco días después del desastre, crecen los cuestionamientos hacia las autoridades locales y estatales sobre la gestión de la emergencia. Durante una conferencia de prensa este martes, varios funcionarios evitaron responder directamente sobre los protocolos activados esa noche y no ofrecieron un cronograma detallado de las acciones desplegadas.

“Estamos en proceso de establecer un cronograma; eso llevará algo de tiempo”, se limitó a decir el sheriff Leitha.

Una de las principales críticas se centra en un lapso de tres horas clave durante la noche del 4 de julio. Aún no está claro si las alertas emitidas por el Servicio Meteorológico Nacional fueron correctamente transmitidas a los organismos locales de emergencia. Además, se ha revelado que en el campamento Mystic, donde murieron al menos 27 personas, existían restricciones en el uso de teléfonos móviles y walkie-talkies, lo que pudo dificultar la comunicación durante la emergencia.

En medio del luto, el gobernador de Texas, Greg Abbott, declaró duelo estatal. Ordenó que las banderas ondearan a media asta hasta el lunes 14 de julio en memoria de las víctimas. “Texas se une en el duelo y en nuestra determinación de apoyar a quienes luchan por sanar y recuperarse”, expresó en un comunicado.

Abbott visitó las zonas afectadas y anunció que la efectividad del sistema de alerta de emergencias será discutida en una sesión especial de la legislatura estatal a finales de julio.

Por su parte, un informe revelado por CNN indicó que dos días antes de la tragedia, inspectores estatales habían certificado que el campamento Mystic contaba con un plan de emergencia vigente. Este dato ha generado más interrogantes sobre la aplicación real de ese protocolo y su capacidad para proteger a los asistentes.

Las labores de búsqueda continúan con cientos de rescatistas desplegados, mientras los equipos forenses trabajan en la identificación de las víctimas y la atención a los familiares afectados por la peor inundación registrada en la región en las últimas décadas.