Brittany Watts, una mujer de 33 años, se encuentra ahora enfrentando un cargo criminal por “abuso de un cadáver en quinto grado” después de sufrir un aborto espontáneo en su hogar en Ohio, EE.UU. La ley bajo la cual es procesada castiga el tratamiento de un cadáver de manera que se considere un ultraje a los valores familiares o comunitarios.
El aborto ocurrió cuando Watts tenía 21 semanas y 5 días de embarazo. Tras expulsar el feto no viable en el baño, sufrió una fuerte hemorragia que la llevó de emergencia al hospital. Ahí fue denunciada por una enfermera, lo que derivó en una investigación policial y los actuales cargos.
Watts buscó tratamiento en un hospital después de experimentar hemorragias vaginales en varias ocasiones. Aunque el personal médico recomendó inducir el parto del feto no viable, Watts dejó el hospital en contra del consejo médico. Posteriormente, expulsó al feto en su casa y tras volver al hospital fue denunciada.
Según el informe de la oficina del forense, Watts volvió al hospital “por una hemorragia vaginal con retención de placenta tras un parto en casa”. Según los registros médicos, Brittany Watts declaró que aproximadamente a las 5:58 am “dio a luz al feto en el inodoro de su residencia”.
Una vez que el personal del hospital St. Joseph Warren -que forma parte del sistema sanitario católico Mercy Health- notificó al Departamento de Policía de Warren, los funcionarios policiales acudieron al domicilio junto al personal del forense.
“Brittany declaró a la policía que había sacado el feto del inodoro y lo había colocado en una cubeta negra. Luego dijo a la policía que había puesto los restos cerca del garaje, en el patio trasero. Cerca del lateral del garaje, junto a un gran contenedor de basura, había un montón de pañuelos de papel, sangre y lo que parecían ser toallas de papel entre la maleza”, describió el informe de la oficina del forense.
No obstante, al no encontrar el feto, retornaron al retrete, que “estaba lleno hasta el borde de agua, sangre, coágulos de sangre y tejidos”. El informe destaca que el investigador forense comprobó el interior de la taza del inodoro y “palpó lo que parecía ser un pie pequeño con dedos”, por lo que la policía desmontó el retrete “y recuperaron el feto”.