El papa Francisco falleció este domingo a los 88 años en su residencia de Casa Santa Marta, en el Vaticano, tras una prolongada crisis de salud relacionada con afecciones respiratorias. La noticia fue confirmada por el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, quien comunicó que la causa del deceso fue un ictus cerebral que provocó un coma y un fallo cardiocirculatorio irreversible.

El certificado de defunción, firmado por Andrea Arcangeli, director de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, establece que la muerte se produjo a las 7:35 horas locales del 21 de abril. La constatación se realizó mediante un electrocardiograma. El documento oficial concluye con la declaración del médico: “Declaro que las causas de la muerte según mi ciencia y conciencia son las indicadas”.

Francisco había permanecido ingresado durante 38 días en el hospital Gemelli de Roma debido a una afección respiratoria grave. Fue hospitalizado el pasado 21 de febrero tras presentar síntomas severos derivados de una bronquitis por infección polimicrobiológica. Días después, se sumó una neumonía bilateral microbiótica, que complicó aún más su estado.

Durante su estancia en el centro médico, los partes oficiales indicaron que el pontífice sufrió insuficiencia respiratoria aguda, además de trombocitopenia y anemia, por lo que fue necesario administrarle transfusiones de sangre y oxígeno de alto flujo. La condición fue calificada como crítica por el equipo médico encabezado por el doctor Sergio Alfieri, quien ya había intervenido al pontífice en cirugías previas.

“El papa no estaba fuera de peligro”, afirmó Alfieri el pasado 21 de febrero, en declaraciones recogidas por la prensa vaticana. A pesar de que fue dado de alta el 23 de marzo, el deterioro de su salud continuó en su residencia, donde permaneció bajo supervisión médica constante.

En los últimos años, el papa Francisco había enfrentado múltiples problemas de salud, entre ellos hipertensión y diabetes. El historial médico compartido por el Vaticano detalla que padeció una bronquitis múltiple y complicaciones respiratorias recurrentes que se agravaron progresivamente. La combinación de estas patologías derivó finalmente en un derrame cerebral que desencadenó su fallecimiento.

El Vaticano emitió un boletín en el que se ratifica que la muerte fue consecuencia de un ictus cerebral, seguido por un fallo cardiocirculatorio. El mismo informe explica que el sumo pontífice entró en coma en las horas previas a su muerte.

“El estado del Santo Padre continúa siendo crítico, por lo que el papa no está fuera de peligro”, rezaba uno de los últimos comunicados médicos antes del desenlace. En ese mismo documento se señalaba una “crisis respiratoria asmática prolongada” y una caída en el nivel de plaquetas en sangre.

Con información de wradio, caracol radio