Una caravana de miles de migrantes varada en el sur de México realizó el jueves una manifestación pacífica en la que nueve personas se cosieron los labios en protesta por la negativa del gobierno de Andrés Manuel López Obrador a otorgarles visas humanitarias.

Una enfermera de la ONG Madre Tierra fue la encargada de realizar el procedimiento a las tres mujeres y seis hombres provenientes de Honduras, El Salvador y República Dominicana que llevaron a cabo la medida de presión voluntaria para que las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) de México agilicen la emisión de visas y documentos de tránsito para miles de migrantes.

Uno de los manifestantes, el hondureño Rafael Cruz, afirmó que la protesta busca visibilizar la situación de todos los migrantes que integran la caravana. “Hablamos y hablamos y nadie nos pone atención”, lamentó.

Por ello, afirman que decidieron gritar “desde el silencio” para que el Gobierno mexicano les permita poder transitar o quedarse legalmente en el país y posteriormente pasar a territorio estadounidense.

Otra de las participantes fue la salvadoreña Diana Vargas, quien tuvo que abandonar su negocio en El Salvador y lleva dos meses en México sin poder regularizar su situación migratoria.

 

Con esta medida esperan ser tomados en cuenta, pues, aseguran que los gritos no fueron suficientes en los cuatro días previos de caravana, en las que recorrieron las calles incluso con cadenas, pues señalan que así se sienten, atados ante la imposibilidad de continuar su camino.

Los migrantes están acampando desde hace días en Huixtla, donde han improvisado una ciudad junto al río. Según la ONG Pueblos Sin Fronteras, permanecen allí unas 8.000 personas, la mitad de ellas mujeres, niñas y niños.

 

No es la primera protesta de este tipo

En febrero del año pasado un total de 10 migrantes se cosieron igual los labios, para presionar y conseguir un visado con el que entrar en Estados Unidos.

En dicho momento, la protesta se realizó en la ciudad mexicana de Tapachula y, en dicha oportunidad, los manifestantes se cosieron unos a otros con aguja e hilo.

Los migrantes en ese entonces, una mujer y nueve hombres, procedían de Venezuela, Guatemala, Nicaragua y República del Congo.