Más de 40 miembros murieron envenenados con empanadas
Por: Maria Jose Salcedo
6 mayo, 2025

Las autoridades haitianas investigan un caso que ha causado consternación nacional luego de que una comerciante, cuya identidad no ha sido revelada por motivos de seguridad, fuera acusada de provocar la muerte de al menos 40 presuntos integrantes de una banda criminal en la comuna de Kenscoff, ubicada al sureste de la capital, Puerto Príncipe.
De acuerdo con reportes de medios locales y fuentes oficiales, la mujer habría distribuido empanadas típicas de la zona, conocidas como patés, contaminadas con aceite de oruga, una sustancia química utilizada comúnmente como insecticida agrícola. El acto, presuntamente deliberado, se habría dirigido a miembros de un grupo armado que, según residentes de Kenscoff, llevaba meses ejerciendo control violento sobre la comunidad.
Las empanadas contaminadas y la sustancia empleada
El paté es una preparación popular en Haití, especialmente en las zonas urbanas y rurales, por su accesibilidad y valor cultural. En este caso, las empanadas fueron presuntamente manipuladas con aceite de oruga, un producto químico empleado en el control de plagas agrícolas, particularmente para eliminar orugas que afectan cultivos.
El aceite de oruga no está destinado para el consumo humano y contiene compuestos tóxicos que pueden causar daños severos al sistema nervioso, fallas orgánicas e incluso la muerte, si es ingerido en cantidades significativas. Según fuentes cercanas a la investigación, las empanadas fueron repartidas en puntos específicos donde solían reunirse los presuntos miembros del grupo delictivo.
Investigación en curso y protección a la comerciante
La mujer implicada se encuentra actualmente bajo custodia y protección del Estado haitiano, mientras avanza la investigación para esclarecer los hechos. Las autoridades aún no han confirmado si se trató de un acto premeditado con fines de defensa comunitaria o si existe algún otro motivo detrás del envenenamiento masivo.
El caso ha generado un fuerte debate en Haití sobre los límites de la autodefensa y la respuesta civil frente a la violencia armada que azota al país. En sectores locales, la acción ha sido descrita como un reflejo de la desesperación de las comunidades que se sienten desprotegidas ante el accionar de las bandas criminales.
Haití: un país marcado por la violencia
Este suceso se enmarca en un contexto de creciente inseguridad en Haití. Un informe reciente de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) reveló que, en el primer trimestre del año, al menos 1.617 personas murieron y otras 580 resultaron heridas a causa de la violencia relacionada con bandas armadas, grupos de autodefensa, civiles no organizados y operativos de las fuerzas de seguridad.
Además, el informe de la ONU detalló que 161 personas fueron secuestradas entre enero y marzo, en una espiral de violencia que afecta tanto a zonas urbanas como rurales del país caribeño. La situación ha sido calificada como una crisis humanitaria por organismos internacionales, ante la incapacidad del Estado para garantizar condiciones mínimas de seguridad y justicia.
Implicaciones legales y sociales
El desenlace del caso de Kenscoff podría sentar un precedente legal sobre el tratamiento de acciones tomadas por civiles frente a la criminalidad organizada. Las autoridades haitianas han manifestado que continuarán con las investigaciones para determinar responsabilidades penales y esclarecer si hubo colaboración por parte de terceros.
Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos han pedido que se respete el debido proceso y se garantice la integridad de todas las personas involucradas, en un país donde la justicia enfrenta serias limitaciones estructurales.
El caso continúa en desarrollo y ha sido considerado uno de los más inusuales y delicados en la reciente historia de violencia en Haití.
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