Las razones por las que cada vez más personas en edad juvenil tienen menos sexo en el mundo

Por: Maria Jose Salcedo

25 noviembre, 2025

Las razones por las que cada vez más personas en edad juvenil tienen menos sexo en el mundo

Un número creciente de jóvenes en países desarrollados afirma no haber tenido relaciones sexuales durante el último año, una tendencia que se duplicó en Estados Unidos desde 2010 y que también se replica en Reino Unido, Australia, Alemania y, de forma más marcada, en Japón. Las cifras, recogidas por New Scientist, han encendido el debate sobre las causas y efectos de un fenómeno que impacta en la natalidad, la salud mental y las dinámicas sociales contemporáneas.

En Estados Unidos, el porcentaje de personas entre 18 y 29 años que no tuvo relaciones sexuales en los últimos 12 meses pasó del 12% en 2010 al 24% en 2024. Países como Reino Unido, Australia y Alemania muestran patrones similares; sin embargo, Japón destaca con un escenario aún más drástico: cerca de la mitad de los jóvenes permanece sin experiencia sexual hasta mediados de sus 20 años.

Este cambio coincide con una caída histórica de la natalidad. En Japón, por ejemplo, en 2024 las muertes superaron a los nacimientos en un millón, un dato que el ex primer ministro Shigeru Ishiba calificó como una “emergencia silenciosa”.

Factores económicos y dificultades de vivienda

Los expertos coinciden en que la precariedad económica es uno de los motores centrales detrás de esta disminución. El encarecimiento de la vivienda ha obligado a una gran proporción de jóvenes a continuar viviendo con sus padres. En 2023, un análisis demográfico reveló que el 18% de los estadounidenses entre 25 y 34 años seguía en el hogar familiar, frente al 9% registrado en 2000.

“Si vives en casa, no es necesariamente el entorno más propicio para tener mucho sexo”, afirmó Luke Brunning, de la Universidad de Leeds. A esto se suman el desempleo juvenil y los bajos ingresos, factores que afectan especialmente a los hombres, según Peter Ueda, del Instituto Karolinska.

Cambios culturales y la influencia de la tecnología

Los hábitos también han cambiado. La llamada “Generación Sensata” consume menos alcohol y menos drogas, comportamientos tradicionalmente asociados a encuentros sexuales casuales. Un informe de Gallup citado por New Scientist señaló que, en las últimas dos décadas, el consumo de alcohol entre jóvenes estadounidenses de 18 a 34 años cayó del 72% al 62%.

La digitalización de las relaciones sociales es igualmente determinante. Aunque las aplicaciones de citas han proliferado, no se ha observado un aumento en los encuentros sexuales. Natasha McKeever, de la Universidad de Leeds, describe a la Generación Z como “la más conectada, pero también la más solitaria”, debido a una interacción mayormente mediada por pantallas. Andras Kolto, de la Universidad de Galway, señaló que las plataformas de citas “no fueron diseñadas para que la gente tuviera relaciones sexuales, sino para enganchar a los usuarios”, y su uso se ha vinculado a mayores niveles de ansiedad y depresión.

Salud mental en deterioro

La salud mental deteriorada es otro factor clave. Un informe de The Lancet Psychiatry alertó sobre una “fase peligrosa” en el estado emocional de los jóvenes, donde la depresión, el aislamiento y la ansiedad reducen tanto la libido como la disposición a establecer relaciones íntimas. “Si las personas no se sienten bien, no siempre están en el estado mental adecuado para involucrarse en el sexo”, explicó Brunning.

La ansiedad también alimenta un círculo vicioso: menos sexo genera menos confianza y, por ende, menos disposición a tenerlo. La asexualidad y la falta de interés romántico han ganado visibilidad, especialmente en Japón, donde la mitad de los solteros de entre 18 y 39 años afirmó no estar interesado en relaciones amorosas.

Impactos demográficos y perspectivas futuras

El descenso de la actividad sexual juvenil tiene implicaciones profundas en países con bajas tasas de natalidad. Reino Unido, Estados Unidos y Japón registran niveles históricamente bajos, lo que levanta preguntas sobre el futuro demográfico. Lyman Stone, del Institute for Family Studies, advierte que “cuando vemos un descenso en el sexo, el problema fundamental es que cada vez más personas no logran vivir la vida que consideran significativa y valiosa”.

Aun así, los expertos subrayan que la tendencia no debe interpretarse necesariamente como una crisis universal. “No tenemos pruebas de que la situación en Occidente sea un problema todavía”, señaló McKeever. Las nuevas prioridades —viajar, trabajar, estudiar, desarrollar proyectos personales— conviven hoy con una menor presión social en torno al sexo, gracias a cambios culturales y a una mayor conciencia sobre el consentimiento.

El fenómeno, complejo y multifactorial, refleja desafíos estructurales como la alienación, la precariedad económica y la digitalización de la vida cotidiana. Abordar estas raíces permitiría, según los especialistas, que la vida íntima de los jóvenes recupere mayor equilibrio en el futuro.