Instalación de la chimenea en la Capilla Sixtina marca inminente inicio del cónclave para elegir nuevo papa

Por: Maria Jose Salcedo

2 mayo, 2025

Instalación de la chimenea en la Capilla Sixtina marca inminente inicio del cónclave para elegir nuevo papa

Este viernes, el cuerpo de bomberos del Vaticano instaló la tradicional chimenea sobre el techo de la Capilla Sixtina, como parte de los preparativos para el cónclave que dará inicio el próximo 7 de mayo de 2025, fecha en la que 133 cardenales electores se reunirán para elegir al sucesor del papa Francisco.

La chimenea, elemento clave en la comunicación del resultado de las votaciones papales, será utilizada para emitir el característico humo negro o blanco. Este sistema visual indica al mundo si el colegio cardenalicio ha llegado o no a un consenso sobre el nuevo pontífice.

El Vaticano confirmó que ya se realizan pruebas técnicas para garantizar el correcto funcionamiento de la chimenea. Estas pruebas buscan asegurar que tanto el humo negro —que representa una votación sin acuerdo— como la fumata blanca, que anuncia la elección de un nuevo papa, se generen correctamente a partir de la quema de papeletas y sustancias químicas específicas.

Desde el pasado lunes, la Capilla Sixtina ha permanecido cerrada al público para facilitar los preparativos logísticos del cónclave. En su interior se han dispuesto mesas y asientos donde se desarrollarán los debates y votaciones, bajo los icónicos frescos de Miguel Ángel, incluyendo el Juicio Final.

Cuatro votaciones diarias y secreto absoluto

Durante el cónclave, los cardenales realizarán cuatro votaciones al día —dos en la mañana y dos en la tarde— a excepción del primer día. Cada papeleta, junto con las notas y resultados de escrutinio, será incinerada en una estufa especialmente instalada en la capilla.

Para que un cardenal sea elegido como papa, debe alcanzar al menos dos tercios de los votos, lo que equivale a 89 sufragios. Solo entonces, el humo blanco saldrá por la chimenea y se escuchará la proclamación: “Habemus papam“.

Posteriormente, el nuevo pontífice aparecerá vestido de blanco en el balcón central de la Basílica de San Pedro para ofrecer la bendición “urbi et orbi”, dirigida a la ciudad de Roma y al mundo entero.

Encuentros previos y evaluación de candidatos

La instalación de la chimenea coincidió con el reinicio de las reuniones generales entre los cardenales, quienes discuten las prioridades y desafíos que enfrenta la Iglesia Católica en la actualidad, incluyendo temas como los abusos sexuales, la gestión financiera del Vaticano y el papel de las iglesias locales.

Un dato relevante es que el 80 % de los cardenales que participarán en esta elección fueron nombrados por el papa Francisco. Muchos de ellos provienen de regiones tradicionalmente periféricas dentro de la estructura eclesiástica, lo que añade un nuevo matiz a las dinámicas de votación.

“Estos días sirven para escuchar y reflexionar”, indicó el cardenal uruguayo Daniel Sturla, quien participará por primera vez en un cónclave. Según explicó, estos encuentros ayudan a “decantar” los posibles nombres de candidatos, aunque las deliberaciones permanecen estrictamente confidenciales.

Un cónclave bajo estrictas normas de aislamiento

Como dicta la tradición, el cónclave se desarrollará bajo estricto secreto, y cualquier violación al mismo puede implicar excomunión inmediata. Durante este periodo, los cardenales no podrán utilizar teléfonos móviles, acceder a internet, ni tener contacto con el mundo exterior, incluyendo medios de comunicación.

Este cónclave se da en un contexto en el que diversos analistas, como el vaticanista Marco Politi, han señalado una sensación de fractura interna dentro de la Iglesia, lo que podría influir en el perfil del próximo papa.

“No habrá un Francisco II”, declaró Politi, quien sugiere que la elección se debatirá entre un candidato que mantenga el ritmo reformador y otro que opte por una dirección más pausada y colegiada.