Las autoridades australianas avanzan en la investigación del tiroteo ocurrido este domingo en la playa de Bondi, al este de Sídney, que dejó un saldo preliminar de al menos 11 personas muertas y 29 heridas, cifras que podrían variar a medida que se consolide la información oficial. El ataque se produjo durante un evento público que conmemoraba la festividad judía de Janucá, lo que llevó a la Policía a tratar el hecho como un atentado con motivación terrorista y posible sesgo religioso.

De acuerdo con la Policía de Nueva Gales del Sur, dos hombres fueron señalados como presuntos responsables directos del ataque. Uno de ellos murió tras ser abatido por las fuerzas de seguridad durante la respuesta al tiroteo, mientras que el segundo fue detenido y permanece bajo custodia en estado crítico, con heridas de bala. Las autoridades confirmaron además que se investiga la posible participación de un tercer implicado, hipótesis que aún no ha sido descartada.

El tiroteo se desató en medio de una concentración que reunía a miembros de la comunidad judía de Sídney y a ciudadanos que participaban en las actividades de Janucá, una celebración que se desarrollaba en espacios abiertos cercanos a la playa. Testigos relataron momentos de pánico y confusión cuando se escucharon las detonaciones, lo que obligó a cientos de personas a buscar refugio mientras la zona era acordonada.

La rápida reacción de civiles y fuerzas de seguridad fue clave para evitar un mayor número de víctimas. En particular, un transeúnte identificado por medios locales como Ahmed al Ahmed, un comerciante de 43 años, logró reducir y desarmar a uno de los atacantes en un aparcamiento cercano. Imágenes difundidas en redes sociales muestran el momento en que el hombre se abalanza sobre el agresor armado con un rifle y consigue arrebatarle el arma. Al Ahmed resultó herido durante el ataque y fue trasladado a un centro médico.

El primer ministro de Nueva Gales del Sur, Chris Minns, confirmó que el objetivo del tiroteo estaba vinculado al evento de Janucá y elogió la valentía del civil que intervino. “Hay muchas personas vivas gracias a su coraje”, señaló, al tiempo que destacó la actuación de los servicios de emergencia.

Por su parte, el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, condenó el ataque y expresó su solidaridad con las víctimas y la comunidad judía. “Se trata de un acto de violencia inaceptable. Honramos a quienes corrieron hacia el peligro para salvar a otros”, afirmó en una declaración pública.

Las autoridades mantienen un amplio despliegue policial en Bondi y zonas aledañas, mientras continúan las labores de identificación de las víctimas y el esclarecimiento de los móviles del ataque. La Policía reiteró el llamado a la ciudadanía a evitar el área y a colaborar con información que permita determinar con precisión la responsabilidad de los implicados y si existieron redes de apoyo.

El tiroteo en Bondi se convierte así en uno de los episodios de violencia más graves registrados en Australia en los últimos años, al ocurrir en el marco de un evento religioso y en un espacio público altamente concurrido, reavivando el debate sobre seguridad y extremismo en el país.