La canciller Diana Mondino instruyó el retorno a Buenos Aires de siete embajadores argentinos que ocupaban cargos estratégicos en el exterior, en lo que parece ser el inicio de una reestructuración dentro del servicio diplomático.

Según un comunicado interno, los diplomáticos desplazados son Javier Figueroa en Reino Unido, María del Carmen Squeff en la ONU, María Fernanda Silva en El Vaticano, Eduardo Zuain en Rusia, Juan Carlos Gobbi en la India, Gustavo Grippo en Etiopía y Federico Villegas en Ginebra.

Asimismo, el gobierno dio por finalizadas las funciones de Atilio Berardi, embajador ante la Unión Europea en Bruselas, aunque no se especificó su reemplazo ni los destinos que ocuparán ahora los funcionarios relevados.

Voceros de Cancillería declinaron precisar los motivos de estas decisiones que se producen pocas semanas después de que Mondino asumiera la jefatura de la diplomacia argentina. Algunas versiones extraoficiales apuntan a un intento de despolitizar algunas embajadas.

Pero para el analista internacional Juan Battaleme, la removilización de embajadores “obedece claramente a un mensaje político de la coalición gobernante sobre hacia dónde quieren llevar las relaciones exteriores del país”.

En ese sentido, interpretó como sugestivo el relevo de Figueroa en Londres y Zuain en Moscú: “Pareciera que Alberto Fernández pretende una postura más dialoguista hacia Rusia y el Reino Unido, gran aliado europeo de Estados Unidos”.