Un despliegue masivo de miles de militares y policías ecuatorianos se lleva a cabo en cárceles de todo el país con el objetivo de restablecer el orden después de una semana de violencia desencadenada por la fuga del líder de la banda criminal Los Choneros. El operativo se realiza en respuesta a la liberación de aproximadamente 170 funcionarios y personal administrativo de prisiones que estuvieron retenidos por reclusos durante seis días.

La cárcel de Esmeraldas, una de las más peligrosas del país, fue el epicentro de la intervención, donde un funcionario de prisiones perdió la vida en un tiroteo. Más de 1.100 militares y policías participaron, mostrando imágenes impactantes de reclusos tumbados boca abajo con las manos entrelazadas. La acción se replicó en otras cárceles, como Cuenca y Machala, utilizando incluso tanques, y en Machala se registró un tiroteo previo entre las fuerzas de seguridad y reclusos.

El presidente de Ecuador declaró un “conflicto armado interno” y catalogó como “terroristas” a más de 20 bandas criminales. La violencia desatada incluyó detonaciones de artefactos explosivos, ataques incendiarios y toma de instalaciones. Hasta la fecha, más de 1.327 personas han sido detenidas, 143 por presunto terrorismo, como resultado del Plan Fénix ejecutado en colaboración con militares y policías.

Las autoridades reconocen que el sistema penitenciario es crucial en la crisis de inseguridad que enfrenta Ecuador. El presidente había declarado estado de emergencia tras la fuga del líder criminal “Fito”, y la situación se describe como un conflicto interno con bandas criminales. En total, desde el 9 de enero, se han realizado 12.974 operativos, desarticulando 28 “grupos terroristas”. El balance incluye cinco “presuntos terroristas” abatidos, 27 reclusos recapturados, ocho policías liberados y lamentablemente, dos policías fallecidos