Los países europeos han intensificado sus estrategias de contención frente a Rusia mediante el despliegue de fuerzas militares, el refuerzo de fronteras y nuevas sanciones económicas. Estas acciones buscan disuadir al Kremlin de expandir su agresión más allá del territorio ucraniano.

El canciller alemán Friedrich Merz anunció el despliegue de un contingente militar en Lituania, marcando la primera operación de este tipo para Alemania desde la Segunda Guerra Mundial. La brigada reforzará la frontera más oriental de la OTAN con territorio ruso.

“Quien desafíe a la OTAN debe saber que estamos preparados. Quien amenace a un aliado debe saber que toda la alianza defenderá cada pulgada de territorio”, declaró Merz durante una ceremonia en Vilna.

El despliegue contempla 400 militares alemanes ya posicionados, cifra que aumentará progresivamente hasta alcanzar 4.800 soldados y 2.000 vehículos, incluyendo decenas de tanques, cuando esté completamente operativa en 2027. Merz describió esta medida como una “disuasión creíble” necesaria para defenderse de posibles agresiones.

El mayor general Sami Nurmi, jefe de estrategia de las fuerzas de defensa finlandesas, confirmó que el ejército monitorea de cerca las maniobras militares rusas cerca de la frontera común. Como miembro de la OTAN, Finlandia se prepara “para lo peor” ante posibles escenarios futuros.

“Están cambiando las estructuras y estamos viendo preparativos moderados en cuanto a la construcción de infraestructura cerca de nuestras fronteras”, explicó Nurmi, anticipando que Rusia podría reposicionar fuerzas terrestres desde Ucrania hacia Europa del Este una vez concluya el conflicto.

Helsinki ha construido 35 kilómetros de una valla fronteriza de 200 kilómetros planificados en su frontera oriental. Esta barrera, equipada con cámaras y sensores para detectar cruces ilegales, responde a incidentes previos donde Finlandia acusó a Moscú de dirigir solicitantes de asilo hacia su territorio en operaciones híbridas.

El Parlamento Europeo respaldó la imposición de aranceles adicionales a productos agrícolas rusos y bielorrusos, así como a determinados fertilizantes. La medida aumenta en 50% los aranceles sobre productos como azúcar, vinagre, harina y piensos que previamente no estaban sujetos a gravámenes adicionales.

El objetivo consiste en reducir los ingresos por exportaciones rusas y limitar la capacidad del Kremlin para financiar la guerra en Ucrania. Sin embargo, los agricultores europeos expresan preocupación por las posibles consecuencias económicas para el sector, pese a reconocer el contexto geopolítico actual.

Con información de france24