El estrés hídrico, una situación en la que la demanda de agua supera el suministro disponible, se está convirtiendo en una preocupación global. Según datos de las Naciones Unidas, en 2022, 2.400 millones de personas vivían en áreas con estrés hídrico extremo, un aumento significativo desde el 18.2% que se registró en 2020.

Un reciente estudio del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) revela una perspectiva alarmante para 2050. Se proyecta que 51 países, representando al 31% de la población mundial, sufrirán un alto o extremadamente alto estrés hídrico. Estas naciones se concentran principalmente en regiones como la Península Arábiga, Irán, la India, el norte de África y el sur de Europa.

Países como Argelia, Egipto, Libia, Portugal, España e Italia se encuentran entre los que se espera que consuman al menos el 80% del agua disponible para 2050. Esta situación no solo afectará a los países en desarrollo, sino también a naciones desarrolladas.

Sin embargo, no todas las regiones enfrentarán el mismo desafío. Según el WRI, países como Colombia presentan tasas de consumo de agua relativamente bajas, lo que sugiere una menor presión en términos de estrés hídrico.

Aunque es difícil predecir con certeza el grado de estrés hídrico en 2050 debido a factores como el crecimiento de la población y los cambios económicos y políticos, es evidente que la demanda de agua continuará aumentando. Esto requerirá medidas urgentes para gestionar de manera más eficiente los recursos hídricos disponibles a nivel global.