María Corina Machado abandonó Venezuela este martes en una operación clandestina apoyada por Estados Unidos, según funcionarios estadounidenses citados por The Wall Street Journal. La líder opositora partió en un barco desde la costa occidental del país hacia la isla de Curazao, en una maniobra realizada un día antes de la ceremonia del Premio Nobel de la Paz, a la que finalmente no logró llegar a tiempo. Su hija, Ana Corina Sosa Machado, recibió el galardón en su nombre.

La información confirma por primera vez detalles concretos sobre la salida de Machado, luego de días de rumores y especulaciones alimentadas incluso por el chavismo. Versiones no verificadas la ubicaron cruzando la frontera con Colombia en un vehículo diplomático o huyendo en uno de los aviones estadounidenses que transportaron migrantes deportados. También se cuestionó si su viaje contaba con la venia del régimen de Nicolás Maduro.

Una operación marcada por el secretismo

El viaje, descrito como complejo y de alto riesgo, se desarrolló tras 16 meses de clandestinidad para evitar su captura. Más de cien de sus colaboradores han sido detenidos, y otros permanecen escondidos o exiliados. Machado, además, tenía prohibición de salida del país desde hace más de una década.

De acuerdo con The Wall Street Journal, sus aliados mantuvieron el operativo en absoluto secreto para proteger su integridad. La propia dirigente señaló, en una conversación telefónica con el presidente del Comité Nobel, Jorgen Watne Frydnes, que “muchas personas habían arriesgado sus vidas” para permitirle viajar a Oslo. En la llamada, difundida en el sitio web del Premio, confirmó que ya estaba camino a Noruega, aunque sin poder llegar a la ceremonia principal.

El Comité Nobel no aclaró cuándo ni desde dónde se realizó la comunicación. Horas antes, el director del Instituto Nobel, Kristian Berg Harpviken, había señalado que el traslado de Machado resultó “más complicado de lo previsto” debido a la amenaza que enfrenta. “Vive con una amenaza de muerte del régimen. Esta se extiende más allá de las fronteras de Venezuela”, afirmó a la emisora pública NRK.

El desafío de regresar a Venezuela

La incertidumbre ahora recae sobre su eventual retorno. Machado no solo se enfrenta a la persecución del último año: continúa vigente la orden que le impide salir del país y que fue impuesta cuando era diputada. Su situación judicial y de seguridad complica cualquier intento de volver sin correr un riesgo extremo.

El caso recuerda la operación de mayo pasado, cuando cinco de sus principales colaboradores, refugiados por un año en la embajada de Argentina en Caracas, lograron salir del país con apoyo estadounidense en un operativo cuyos detalles aún se desconocen. Ese episodio reforzó la idea de que el entorno de Machado ha sido blanco permanente de vigilancia e intimidación por parte del aparato de seguridad del chavismo.