El presidente Gabriel Boric anunció este jueves la expulsión de migrantes irregulares que no participaron en el reciente plan de empadronamiento biométrico que ejecutó el Gobierno chileno y que almacenó datos de aproximadamente 127 mil extranjeros.

La polémica iniciativa, ya culminada, buscaba paliar el déficit informativo sobre la identidad de los más de 60 mil migrantes que ingresaron al país sudamericano de forma irregular en los últimos 5 años.

Según cifras oficiales, de los 1,7 millones de migrantes que ha recibido Chile en los últimos años, cerca de la mitad son venezolanos que cruzaron a pie la frontera por pasos ilegales desde Bolivia y Perú.

El incremento descontrolado de esa migración indocumentada domina el debate público en Chile luego de sonados casos policiales con extranjeros como atacantes, incluyendo el uso de una granada contra un policía el pasado 19 de noviembre.

Tras esos episodios de violencia vinculados a la crisis migratoria, Boric anunció ahora la pronta expulsión de los migrantes irregulares no empadronados.

Analistas alertaron que la medida puede derivar en xenofobia y violaciones a derechos humanos de esa vulnerable población migrante.