La elección del próximo papa se enmarca en un escenario inédito, marcado por tensiones internas en la curia y el intento del cardenal Angelo Becciu por participar en el próximo cónclave, a pesar de haber sido despojado de sus derechos cardenalicios en 2020 por el papa Francisco.

Durante la mañana del miércoles, mientras se realizaba la procesión que trasladó el cuerpo del pontífice fallecido a la Basílica de San Pedro, Becciu se presentó a la Casa de Santa Marta para participar en las reuniones preliminares del cónclave. Su presencia ha generado un revuelo entre los purpurados, debido a su vinculación con el escándalo financiero por la compraventa de un lujoso edificio en Londres y su condena por irregularidades en el manejo de fondos destinados a obras de caridad.

Angelo Becciu, ex prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, fue sancionado por el papa Francisco en 2020, quien lo apartó de todos los derechos vinculados a su dignidad cardenalicia. No obstante, el cardenal sardo alega que dicha sanción no incluyó una exclusión formal del cónclave. “El Papa reconoció mis prerrogativas cardenalicias como intactas, ya que no hubo voluntad explícita de excluirme ni petición de renuncia por escrito”, aseguró en declaraciones al diario Unione Sarda.

Becciu sostiene que su exclusión solo se comunicó mediante una nota de la Sala Stampa vaticana, sin un documento oficial firmado por el pontífice. Por ello, considera que su participación en el cónclave es legítima. A modo de prueba, mencionó su asistencia al consistorio celebrado en diciembre pasado y a actos públicos recientes junto al papa Francisco, como los rosarios nocturnos en San Pedro.

Participación en reuniones clave

A pesar de su condena —actualmente en apelación— y su exclusión de la lista oficial de cardenales electores (133 en total, tras recientes renuncias), Becciu ya participó en la primera congregación general de cardenales, donde se determinó la fecha del funeral del papa Francisco.

Desde el Vaticano, el portavoz oficial ha evitado confirmar o desmentir la participación del purpurado en el próximo cónclave. “Todos los cardenales están invitados a participar de las congregaciones, pero de la participación en el cónclave se hablará en su debido momento”, señaló. El hecho de formar parte de estas reuniones preliminares, sin embargo, no implica automáticamente un derecho a votar en la elección del nuevo pontífice.

Un desafío al legado de Francisco

La eventual participación de Becciu en la Capilla Sixtina sería interpretada por muchos dentro de la Santa Sede como un cuestionamiento directo al legado del papa Francisco, especialmente en lo relacionado con la transparencia financiera y la reforma de la curia. Delegados cercanos al Vaticano afirman que permitir su presencia representaría una victoria simbólica para los sectores más conservadores del colegio cardenalicio.

Estos sectores, liderados por figuras como Raymond Burke, Robert Sarah, Gerhard Müller y Joseph Zen, ya han iniciado reuniones discretas en Roma. Se especula que intentan coordinar esfuerzos para influir en la elección del nuevo papa, en medio de un ambiente de creciente polarización doctrinal dentro de la Iglesia católica.

Estrategias del bloque conservador

Según fuentes eclesiásticas, sectores ligados al movimiento conservador MAGA en Estados Unidos han distribuido entre los cardenales electores un dossier que clasifica a los candidatos en función de su adhesión a temas clave como la doctrina moral, la liturgia tradicional y la política climática. Estas acciones buscan reforzar la postura de quienes consideran que la línea reformista de Francisco debe ser moderada o incluso revertida.

Timothy Dolan, cardenal de Nueva York, expresó recientemente una opinión que ha sido leída como una consigna conservadora: “Busco en el próximo Papa el corazón cálido de Francisco, pero con más claridad y tradición”.

Expectativa global en torno al cónclave

Mientras tanto, en la plaza de San Pedro, miles de fieles continúan haciendo largas filas para despedir al pontífice fallecido, sin conocer los detalles de las tensiones internas que marcan la antesala del cónclave. La diversidad del colegio cardenalicio y la ausencia de un favorito claro alimentan las especulaciones: ¿será el próximo papa africano, asiático, italiano o de una línea doctrinal continuista?

Las respuestas llegarán dentro de la Capilla Sixtina, donde los cardenales deberán elegir al nuevo líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo. Hasta entonces, la participación de Becciu sigue siendo una incógnita que podría cambiar el rumbo del proceso sucesorio.