El magnate del hip-hop Sean “Diddy” Combs enfrenta una crisis sin precedentes que amenaza con sacudir los cimientos de la industria musical. El empresario, con una fortuna estimada en $600 millones, se encuentra en el centro de una investigación federal por presuntos delitos de tráfico sexual, extorsión y crimen organizado, en un caso que podría exponer las sombras del entretenimiento mainstream.

Bad Boy Records, la discográfica fundada por Combs en los 90, catapultó las carreras de artistas como Usher, Faith Evans y Lil Kim. Sin embargo, el imperio construido durante décadas comenzó a desmoronarse en noviembre de 2023, cuando su expareja Casandra “Cassie” Ventura presentó una demanda por abuso sistemático.

“[Combs era] propenso a una ira incontrolable”, señala la demanda, que detalla acusaciones de violencia física, suministro de drogas y agresiones sexuales. Aunque el caso se resolvió rápidamente, desencadenó una avalancha de denuncias similares.

El caso dio un giro dramático en mayo de 2024 con la filtración de un video que muestra a Combs agrediendo físicamente a Ventura en un hotel en 2016. El rapero respondió: “Asumo toda la responsabilidad de mis acciones en ese video. Me disgustó entonces cuando lo hice. Ahora estoy asqueado. Fui y busqué ayuda profesional”.

Investigación federal y “freak-offs”

El 16 de septiembre, Combs fue arrestado en Manhattan tras ser acusado por un gran jurado. La fiscalía alega que el productor “participó en un patrón persistente y generalizado de abuso hacia mujeres y otras personas”. Las investigaciones se centran en las denominadas “fiestas blancas” o “freak-offs”, eventos exclusivos donde presuntamente ocurrían los delitos.

Tony Buzbee, abogado en el caso, declaró que representa a aproximadamente 120 víctimas, incluyendo 60 hombres y 60 mujeres, de los cuales 25 eran menores de edad al momento de los presuntos hechos.

Impacto en la industria

Aaron Dyer, representante legal de Combs, criticó la actuación de las autoridades durante los allanamientos en Los Ángeles y Miami: “No hay excusa para la excesiva demostración de fuerza y hostilidad exhibida por las autoridades o la forma en que sus hijos y empleados fueron tratados”.

Mientras Combs enfrenta una nueva audiencia, la industria musical contiene la respiración. Las próximas revelaciones podrían exponer una red de complicidad y silencio que ha perdurado durante décadas en el entretenimiento estadounidense.

El caso Diddy promete ser más que un escándalo de celebridades; podría convertirse en el catalizador que exponga las prácticas oscuras normalizadas en la industria musical, planteando preguntas incómodas sobre el abuso de poder y la cultura del silencio en el mundo del entretenimiento.