Shakira, la célebre cantante barranquillera, continúa generando tendencia con su nuevo álbum “Las mujeres ya no lloran”, retornando a la cima de los listados musicales tras siete años de pausa desde su último lanzamiento. Sin embargo, no solo su música acapara titulares, sino también sus controversiales declaraciones.

En una entrevista para la revista estadounidense Allure, Shakira rompió el silencio al criticar la película “Barbie”, asegurando que sus hijos odiaron la cinta al considerarla “castradora”. La artista, protagonista de la portada de abril, se mostró alejada del feminismo propuesto por la película y expresó su deseo de criar a sus hijos, Milan y Sasha, para que se sientan poderosos.

A pesar de ser un símbolo de resiliencia y poder femenino en sus letras, Shakira dejó en claro que no está en contra de los hombres, sino que cree en el complemento entre géneros. Esto se evidenció en su discrepancia con el mensaje de la película Barbie, que muestra un universo perfecto gobernado solo por mujeres.

La cantante argumentó que, si bien apoya la cultura pop cuando empodera a las mujeres, también reconoce la importancia de no privar a los hombres de su papel en la sociedad. Para Shakira, la igualdad debe promoverse sin quitarles a los hombres su capacidad de proteger y proveer.

En cuanto a su visión del feminismo en el cine, Shakira enfatizó en la necesidad de promover la igualdad tanto para mujeres como para hombres, sin perder la esencia de cada género. Destacó su deseo de que sus hijos sean igualmente poderosos y compartió que el objetivo de su música es liberar los sentimientos de las mujeres, permitiéndoles expresarse sin restricciones.

La cantante también se refirió a los estándares de belleza femenina, admitiendo que ha utilizado su sensualidad como una forma de expresión en el escenario. Sin embargo, enfatizó en que confía en sus habilidades más allá de su belleza física.

Shakira concluyó expresando su apoyo a las mujeres para que sanen y se empoderen sin restricciones, rompiendo con los viejos estándares que las obligaban a ocultar su dolor y llorar en silencio.