Liam Payne luchó con ideas suicidas buena parte de su vida

Por: Maria José Salcedo

17 octubre, 2024

Liam Payne luchó con ideas suicidas buena parte de su vida

Liam Payne, exintegrante de One Direction, falleció trágicamente este miércoles 16 de octubre en Argentina. El cantante británico, de 31 años, había compartido abiertamente sus luchas con la salud mental y las ideas suicidas que lo persiguieron durante años. A pesar de su esfuerzo reciente por recuperar el control de su vida, el fatal desenlace sorprendió a sus seguidores en todo el mundo.

Payne siempre fue honesto sobre los desafíos emocionales que enfrentó desde su ascenso a la fama con One Direction. El nivel de éxito que alcanzó en su juventud lo sumió en una espiral de excesos, donde el consumo de alcohol se convirtió en una forma de lidiar con la presión. En varias entrevistas, el cantante describió cómo la fama exacerbó sus problemas mentales. “Estuve borracho la mayor parte del tiempo porque no había otra forma de entender lo que estaba pasando”, confesó en una conversación con *Men’s Health Australia*.

Pero sus problemas no se limitaron al abuso de sustancias. Payne reveló haber tenido pensamientos suicidas durante su tiempo en la banda, algo que ocultó incluso a sus amigos y colegas. “Nadie lo habría visto nunca… hay cosas de las que definitivamente nunca he hablado. Fueron muy, muy graves”, reveló en el podcast *The Diary of a CEO*. Estos pensamientos oscuros lo llevaron a cuestionarse hasta dónde podría llegar su “punto más bajo”, una sensación que, según él mismo reconoció, lo asustaba profundamente.

A lo largo de 2023, Payne parecía haber comenzado un proceso de recuperación. Celebraba seis meses de sobriedad tras un periodo en rehabilitación, lo que para muchos de sus seguidores era una señal esperanzadora de que estaba superando sus demonios. En un video publicado en su canal de YouTube, el artista expresó: “Siento que tengo más control sobre mi vida”. Sin embargo, las circunstancias de su muerte sugieren que aún seguía luchando internamente.

La llamada al 911: un desesperado intento de ayuda

El miércoles 16 de octubre, Liam Payne se encontraba en Buenos Aires, Argentina, donde había viajado para asistir a la presentación de su amigo y excompañero de banda, Niall Horan. Pero esa noche, el personal del hotel CasaSur, ubicado en el barrio de Palermo, hizo una llamada de emergencia al 911 preocupados por el estado del cantante. Según el medio argentino Todo Noticias, los empleados del hotel sospechaban que Payne estaba bajo los efectos de drogas y alcohol, y temían por su vida.

En la grabación de la llamada, el encargado del hotel describió la situación como crítica: “Está sobrepasado de drogas y alcohol. Cuando está consciente, rompe todo en la habitación y necesitamos que manden a alguien, por favor”. El empleado también mencionó que había preocupación por la seguridad del cantante, quien se encontraba en una habitación con balcón. “Estamos con temor de que haga algo que le ponga en riesgo su vida”, advirtió.

La operadora del 911 intentó obtener más información, pero el empleado explicó que la habitación estaba cerrada y no podían acceder a ella. En ese momento, se activó un protocolo de emergencia que involucraba el envío de personal médico del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME), acompañado de un agente de la policía. Sin embargo, antes de que el equipo de emergencia pudiera llegar, el peor desenlace se materializó.

Minutos después de la llamada, Payne cayó desde el tercer piso del hotel, lo que resultó en su muerte inmediata. El director del SAME, Alberto Crescenti, confirmó que no hubo forma de salvarlo, debido a las graves lesiones que sufrió en la caída. “No hubo posibilidad de hacer nada”, señaló Crescenti. Las lesiones más severas, incluidas fracturas en la base del cráneo, fueron fatales para el cantante.

A pesar de los esfuerzos recientes de Payne por mantenerse sobrio y mejorar su salud mental, la muerte del cantante reabre el debate sobre el impacto de la fama y la falta de apoyo adecuado en la industria musical. Payne deja un hijo de seis años, Bear, fruto de su relación con la cantante Cheryl Cole, y una historia marcada por la lucha contra sus demonios internos.

La policía de Argentina ha iniciado una investigación para determinar las circunstancias exactas de su muerte y si fue un accidente o un acto deliberado. Mientras tanto, el mundo del espectáculo lamenta la pérdida de un talento cuya vida estuvo marcada por el éxito, pero también por un profundo sufrimiento psicológico.