Nueva regulación del MinCIT pone en jaque al modelo Airbnb y divide al sector turístico en Colombia
Por: Maria Jose Salcedo
12 diciembre, 2025

El borrador de decreto del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT) abrió un debate de gran calado en el sector turístico colombiano al plantear una reforma profunda al Registro Nacional de Turismo (RNT) que, según expertos y gremios tecnológicos, podría transformar por completo el modelo de hospedaje tipo Airbnb en el país. Mientras Cotelco y Anato celebran la iniciativa como un avance hacia la formalización, las plataformas digitales y la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT) advierten que miles de anfitriones quedarían en riesgo de suspensión inmediata.
El corazón de la propuesta es la creación del Sistema de Verificación y Control del RNT, un mecanismo que obliga a las cámaras de comercio a verificar exhaustivamente documentos y requisitos antes de permitir que un alojamiento opere. Con ello, el modelo declarativo que facilitaba el ingreso de viviendas turísticas —especialmente las gestionadas por plataformas como Airbnb— sería reemplazado por un sistema de “preverificación”, mucho más estricto.
Propiedad horizontal: la amenaza más seria para los anfitriones
El punto más explosivo para Airbnb es la nueva exigencia de adjuntar el reglamento de propiedad horizontal donde se autorice, de manera explícita, la operación turística. Bajo esta regla, si un edificio o conjunto no dice expresamente “sí”, se entenderá como un “no”.
Miles de inmuebles registrados en Airbnb operan hoy en reglamentos que guardan silencio sobre el uso turístico. Con el decreto, esos anfitriones quedarían automáticamente inhabilitados a menos que logren reformas estatutarias complejas, que requieren mayorías calificadas y que, en la práctica, son muy difíciles de conseguir. Para muchos propietarios, esto representaría la ilegalización de su negocio.
Cotelco, no obstante, sostiene que esta no es una novedad sino una exigencia de la ley vigente desde 2001, y que garantiza el respeto por las decisiones de los residentes en las copropiedades.
El fin del “anonimato fiscal”
Otro golpe relevante para el modelo Airbnb es la obligación para las plataformas digitales de interoperar con la DIAN, Migración Colombia, la Superintendencia de Industria y Comercio y Fontur. El intercambio de información será en tiempo real, lo que permitirá identificar a cada anfitrión, sus ingresos y su situación tributaria.
Anato respalda esta medida, ya que asegura que equipara las cargas entre operadores tradicionales y alojamientos digitales, mejorando la seguridad y permitiendo un control efectivo de la oferta turística.
Advertencias de la CCIT: riesgo de colapso y cierre masivo de alojamientos
La CCIT sostiene que el decreto impone cargas documentales imposibles de cumplir para muchos anfitriones: uso del suelo, certificados de bomberos, permisos específicos y documentos de propiedad horizontal para cada inscripción. Según el gremio, esta exigencia generaría un “cuello de botella” administrativo que podría frenar la renovación de registros.
Si un anfitrión no logra renovar su RNT antes del 31 de marzo, la suspensión sería automática y el Ministerio ordenaría a los alcaldes cerrar el establecimiento, sin periodos de gracia. En la práctica, miles de viviendas turísticas quedarían por fuera de la formalidad.
El gremio también resalta el impacto económico: las plataformas generan más de 215.000 empleos, han aportado 550 millones de dólares al PIB turístico y, según sus cálculos, cada 10 dólares gastados en alojamiento vía app generan 48 adicionales en consumo local.
¿Una regulación necesaria o un golpe al turismo alternativo?
Para los gremios tradicionales, la reforma es indispensable para controlar una oferta que, aseguran, opera sin cumplir normas mínimas de seguridad y calidad. Pero para las plataformas, la medida podría desmontar buena parte del ecosistema de alojamiento flexible que permitió el crecimiento del turismo local, del ecoturismo y del agroturismo en zonas rurales.
El Gobierno continúa ajustando el borrador, pero el escenario es claro: de aprobarse tal como está, el modelo de hospedaje tipo Airbnb enfrentaría la mayor transformación en su historia en Colombia. El sector turístico quedaría dividido entre quienes celebran el orden y quienes advierten un golpe directo a la oferta, al empleo y a las economías locales.
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