Moody’s reduce la calificación crediticia de Colombia a negativa

Por: Elizabeth Montoya

28 junio, 2024

La calificadora de riesgo Moody’s ha ajustado la perspectiva de calificación crediticia de Colombia de estable a negativa, manteniendo su calificación actual en Baa2. El cambio de perspectiva refleja la preocupación de Moody’s por las condiciones macroeconómicas actuales, especialmente la baja recaudación.

Según el informe de la calificadora, “un crecimiento económico menor al esperado está afectando el recaudo de impuestos y las altas tasas de interés están presionando las cuentas del Gobierno”. Estos factores combinados “están erosionando la capacidad presente y futura del Gobierno de cumplir la regla fiscal”, aumentando el riesgo de un deterioro en el perfil crediticio del país.

A pesar de estos desafíos, Moody’s reconoce aspectos positivos en la gobernanza colombiana. La calificadora destaca que “el sistema de pesos y contrapesos está funcionando adecuadamente” y proporciona un marco sólido para los inversionistas. Además, señala que el Congreso ha actuado como contrapeso efectivo al presidente Gustavo Petro, permitiendo solo cambios moderados en la legislación.

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, interpretó el informe de manera optimista: “La calificadora de riesgo ha puesto un voto de confianza en el país, destacando las decisiones contundentes de recorte de gasto con el fin de mantener la sostenibilidad fiscal y macroeconómica que ha tomado el Gobierno del presidente Gustavo Petro”.

Es importante destacar que Moody’s es actualmente la única de las tres principales calificadoras que mantiene a Colombia en grado de inversión. Tanto Fitch como S&P han rebajado la calificación del país a “bono basura” en los últimos años.

La calificadora también reconoció los esfuerzos del Gobierno para mantener la estabilidad de las finanzas públicas, como la decisión de recortar el presupuesto en aproximadamente 20 billones de pesos.

Colombia debe abordar sus desafíos fiscales y económicos de manera efectiva para evitar una posible rebaja en su calificación crediticia en el mediano plazo. Esta perspectiva, asignada por las agencias de calificación, identifica factores o riesgos que podrían debilitar el perfil crediticio o la solidez financiera del emisor con el tiempo.